Traducción: Luis Murillo
"Una vez hubo truchas en los arroyos de la montaña. Podías verlas en la corriente ambarina allí donde los bordes blancos de sus aletas se agitaban suavemente en el agua. Olían a musgo en las manos. Se retorcían, bruñidas y musculosas. En sus lomos había dibujos vermiformes que eran mapas del mundo en su devenir. Mapas y laberintos. De una cosa que no tenía vuelta atrás. Ni posibilidad de arreglo. En las profundas cañadas donde vivían todo era más viejo que el hombre y murmuraba misterio."
Sencillamente escalofriante. Las dos últimas palabras me acompañaron durante semanas. Apocalíptico, seco, duro, triste... McCarthy te sumerge en un paisaje carbonizado en el que compartes la historia de permanente huída de un padre tratando de poner a salvo a su hijo. Una relación estremecedora contada con maestría. Imprescindible.