Revista Cultura y Ocio
Quizás Fabio NcNamara tiene en sí mismo y en su actitud su
principal handicap de cara a que se le tome en serio. Esa trasgresión excesiva
que ha mostrado desde sus inicios vela cualquier forma de arte de este
personaje tan singular, sin el que no se podría entender la Movida Madrileña. Y resulta que
en su tanteo tiene anotados unos puntos musicales realmente interesantes, entre
los que destacan principalmente aquel impagable “¡Cómo Está El Servicio De
Señoras!” a dúo con Pedro Almodóvar y el ítem al que prestamos atención esta
semana.
Allá a comienzos de milenio y entrado en los cuarenta,
parecía que Fabio todavía no había sufrido las secuelas de los excesos varios
de décadas anteriores y se conservaba en un relativo buen estado, nada que ver
con su situación actual, en la que es evidente que McNamara está muy desgastado
y afectado por toda la tralla que ha asumido en su vida. Por aquellos días, el
gran Miguel Bosé tuvo la genial idea de reunir a Pedro Almodóvar y a Fabio para
un especial de aquel notable programa “7º De Caballería” en el que volvió a
sonar el “Suck it to me” y otras lindezas del ya mencionado disco de este
binomio artístico.
Le picó fuerte el gusanillo a Fabio McNamara que,
inteligentísimamente, se hizo acompañar del impagable músico Luis Miguélez, el
eterno 4º componente de Alaska Y Dinarama y relevante guitarrista de la
formación, para dar lugar a un disco que es realmente bueno, divertido,
bailable, enérgico y disfrutable. Merece mucho la pena, pero para ello es
preciso que le cojan el puntillo y si tienen algo previo contra el bueno de
Fabio, que se quiten también de encima sus prejuicios. Comentemos sus 10
pasajes, en la mayoría de los casos hilarantes.
Un disco que se llama “Rockstation” no puede dejar de ser
generoso en guitarras y más si Miguélez está en el ajo. Eso se puede apreciar
en “Freakshow”, tema jalonado de fuertes riffs de guitarra de Luis Miguélez
para ajustar una pieza que a ratos parece una especie de himno, lleno de
referencias al glam y con algún guiño o juego de palabras gracioso, marca de la
casa McNamara, como es el “mucho guiri,
mucho gay, mucho guiri gay”. Una buena piedra de toque para comenzar, que
se queda en nada con la potente y entretenida “Boogie movie”. Ya cuando el tema
empieza con Fabio diciendo eso de “Defensores
de Roma: Coliseo, Senado y pueblo romano, aquí tenemos para todos pan, circo y
boogie movie”, adivinas que te vas a encontrar algo interesante. Mucho
ritmo y mucho desparrame vocal de Fabio, no solo en sus múltiples partes de la
letra llenas de exceso, por citar algunas “eres
un Ziggy Starduuust” o “Eres muy
terminator, bonita”, sino por como pronuncia y vocaliza, casi dando la
impresión de que se está comiendo el micrófono a ratos. Una canción excesiva y
curiosamente la que más recuerdo escuchar en los días en los que el disco era
actualidad. Quizás mi favorita de la obra, solamente inquietada por algunas
otras dudas razonables como será la universal “Gritando amor” que escucharemos
más adelante. Quizás la canción que menos me llama la atención es “Yo creo en
ti”, la cual ofrece un ritmo más lento y que se caracteriza en su letra por ser
un indicativo del giro místico, que a día de hoy yo no sé si es impostado o
real, de Fabio McNamara, que sin duda en aquellos días sonaba a coña marinera.
Más en la onda del disco y ahondando en la moda reconvertida, se presenta
“Chulo latino”, interesante por las distintas texturas de voces que se alternan
mientras que enumeran esos elementos de vestir como las “medias del rastro robadas de un escaparate” o “el abrigo de Armani, que no es falso”. Uno de los puntos clave fue
el único single extraído, “Mi correo electrónic… Oh!”, que ya en el título
muestra esos juegos de palabras muy de Fabio, pero que también se ven en partes
como “se trata de ti, se trata de mi, se
trata de blancas” y también la alternación de idiomas, jugueteando con el
inglés “píntate las uñas, píntate las
nails”. En lo musical predomina la electrónica, aunque esos riffs cíclicos
y machacones de Miguélez, muy relevantes en el tema, me gustan mucho. Destaca
también esa especie de sintonización de señal con el título del disco dicho por
ahí de forma salteada. Hay que advertir que en esos días el correo electrónico
no estaba tan instaurado en nuestras vidas como lo está ahora, con lo que hay
que reconocerle a Fabio el ojo que tuvo a la hora de tratar el tema; lo que
pasa es que en ese momento nadie le cogió el punto. Lo de la particular
dirección de e-mail de Fabio que menciona en la letra del tema, merece mención
aparte y se ha convertido en uno de los momentos más recordados de su
discografía en el apartado de letras, sobre todo con ese final “maricon.comtacón”.
Indicativo de cosas que haría Fabio tras este disco en
Sarassas Music junto a su amigo y común de Tino Casal Antonio Villa-Toro es
“Ultraceñidas”. Realmente se basa en repetir con distintas entonaciones entre
sus frases lo que sería la reseña de una noticia en la prensa que contara el
suceso de que hubieran encontrado a 2 travestis congeladas muertas en París. Se
menciona la ropa que llevarían puesta al ser descubiertas y todo ello sobre la
base electrónica más clara y acelerada de “Rockstation”. Esos primeros “se buscan” que espeta Fabio al inicio,
parece que están soltados por Los Morancos embutidos en Omaíta. De primeras
“Ultraceñidas” te deja a cuadros, pero terminas por cogerle el punto y
divertirte con esa sucesión o superposición de descripciones de las travestis
congeladas vivas protagonistas de la historia. Tras este momento tan particular
y extravagante, se gira por el contrario al pasaje o capítulo más pop,
accesible y válido para todos los públicos del disco. “Gritando amor” es un
tema que desde primeras escuchas me imaginaba irremediablemente en la voz de
Alaska y resulta que hablando con Alfredo Morales, colaborador de nuestro
programa de radio y experto en el universo musical de Olvido Gara, me confirmó
que Fangoria adoptó este tema en ciertas giras; será que oído no me falta. Y es
que aquí podemos ver la influencia que Luis Miguélez podría tener en Alaska YDinarama en su día. No me dirán ustedes que esa parte del estribillo que dice “… y entraste tú más rápido que una bala y
con la precisión del bisturí de un cirujano plástico…” no es muy de Alaska;
pero no, es Fabio McNamara quien se anota su autoría y un tanto importante
dentro de las mejores canciones pop editadas en la primera década del presente
siglo. Imprescindible y un peso importante por si el resto del disco no les
convenciera de cara a su escucha. Graciosa resulta la oda a quitarse las penas
del amor con una borrachera que Fabio plantea en “Vivir no es Beverly Hills”. Y
es que en una melodía no muy lejana de la oscurantista “Yo creo en ti” que
hemos escuchado antes, llama poderosamente la atención ese “Si tu novio te ha puesto los cuernos el día
de San Valentin, ¡feliz día de San Ballantines!”, como diciendo “pues da
igual, agárrate un pedo y palante”. Esa parte de la letra que dice “me paso el día mirando tu fotografía” es
más propia de un dueto del Juanes con Nelly Furtado, pero es algo que podemos
obviar y perdonar a Fabio teniendo en cuenta el conjunto de la obra. “Placer
por el placer”, penúltimo capítulo de “Rockstation” es una oda a colocarse y
drogarse a base de bien y es inevitable no quedarse con ese “la coca me vuelve medio loca”. Machacona,
algo repetitiva y reminiscente de aquella canción bacalaera de “La cabra” de
mediados de los 90, pero que es muy válida dentro de una oda al rock glam que
es este disco. Se termina con otro juego de palabras ya en el título con “Ave
Fánix”, que es claramente un pasaje autobiográfico y de reafirmación de Fabio
McNamara, que en efecto en aquellos días resurgió como ave fénix del olvido que
quizás experimentó más allá de la década de los 80. Ese requiebro del “me temo que me meto” con Fabio en plan
más locaza que nunca al micro, es indicativo del estilo excesivo y exagerado
que siempre ha tenido al cantar.
Yo me atrevo a afirmar que si este disco hubiera sido
editado en el extranjero y en otro idioma por Lou Reed, Iggy Pop o Marc Bolan,
estaríamos hablando de una obra maestra de la música glam. Lo que pasa es que
en España y con el problema asociado a la caricatura que tiene la imagen de
Fabio McNamara, el disco no pasó de considerarse como un ejemplo del
“frikismo”, cuando todavía en aquellos días no era muy común llamar o adjetivar
a alguien o algo de “friki”.
Me parece que “Rockstation” es un disco muy bueno, de
portada con fotografía difusa del dúo McNamara-Miguélez (por otro lado son
impagables los robotitos de la contraportada), al que inevitablemente hay que
cogerle el punto y meterse aunque sea parcialmente en su onda para escucharlo.
Se pasa rapidísima su escucha y para nada se hace pesada, todo lo contrario. En
su día tuvo notable repercusión y hasta recuerdo que Fabio McNamara y Luís
Miguélez acudieron al programa de entrevistas “Lo +Plus” en el que no se me
olvida una pregunta o afirmación que le hizo Máximo Pradera a Fabio sobre unas
declaraciones del propio Fabio sobre el tamaño del pene de Pedro Almodóvar. Fue
hilarante.
Dentro del conjunto hay que destacar el papel apuntalador
que Luís Miguélez hizo en la obra, y se nota mucho su mano en varios pasajes,
como esos retazos vagamente lejanos de los gloriosos Alaska Y Dinarama de
mediados de los 80. Además, aunque el disco se editó bajo el nombre de
McNamara, Miguélez aparece compartiendo protagonismo en la portada con Fabio y
el videoclip de “Mi correo electrónic… Oh!”, además de acompañar a Fabio a
actos promocionales tan importantes como la visita al mencionado extinto
programa que co-presentaban Fernando Schwartz y Máximo Pradera.
Tras esto el propio Miguélez se metió en su grupo Glamour To
Kill y Fabio siguió a lo suyo con otros proyectos musicales al margen, como el
que le ocupa ahora ya mencionado de Sarassas Music con Villa-Toro y dándole a
la pintura, que es algo que siempre ha tenido muy presente, influenciado por
sus eternas amistades más allá de la vida con las Costus y nuestro querido TinoCasal.
Muchos dirán “esto no lo escucho ni en broma”. De hecho un
compañero de trabajo que no traga a McNamara por sus excesos y trasgresión
excesiva, y al que he animado a conocer varios artistas de La Movida, gustándole en
algunas ocasiones las cosas que le he propuesto (y que a priori seguro que él
pensaría que no escucharía ni le gustarían en broma) se ha negado en rotundo en
darse un paseo por este disco. Bueno, cada uno que haga lo que quiera, pero
termino por hoy, sin ánimo de enrollarme más, afirmando que “Rockstation”
merece mucho la pena. Si este es el artículo más largo que he escrito desde
hace ya un tiempo, que últimamente me gusta ser más directo y sintético (en la
medida de lo posible), por algo será, ¿no?
Respecto a la emisión de nuestro programa de radio el
próximo miércoles a las 23.00h en RUAH y una hora más tarde en &radio,
permanezcan atentos a nuestras redes sociales (Twitter, Facebook y Tuenti),
pues ahí les mantendremos informados de qué sonará. Falta por emitir el
Especial The Cure sobre “Pornography”, pero no sé si esta semana será cuando le
llegue el turno.