"Las noches en Caufield son muy agradables. El aire huele a madreselva y a trébol, a heliotropo y a jazmín. Las estrellas tienen un brillo cálido y amistoso, y no frío y lejano, como en el lugar de donde procedo; parecen suspendidas mucho más cerca de nosotros. La brisa que agita las cortinillas de las ventanas es tan suave como el beso de un niño. Y, si se presta atención, puede oírse el crujido de las hojas de los árboles cuando dan media vuelta sobre sí mismas para seguir durmiendo. La luz de las lámparas que sale del interior de las casas cae sobre la hierba en alargadas láminas del color del oro. Aquí se goza de paz y de tranquilidad. Sí, las noches de verano en Caufield son muy agradables.Pero no para nosotros.
También son agradables las noches de invierno. Y las noches de otoño. Y las de primavera. Pero no para nosotros. No para nosotros"Así da comienzo la narración de Me casé con un muerto (I Married a Dead Man), de Cornell Woolrich.
Muchas han sido los libros de Woolrich convertidos en clásicos del cine: La ventana indiscreta, La mujer fantasma, La noche tiene mil ojos,.. y tantas otras. Y de Me casé con un muerto también se hicieron varias versiones para el cine, como la estupenda de 1950, No Man of Her Own, con Barbary Stanwych y John Lund como actores principales. Esta es la magnífica secuencia inicial...
Helen, la protagonista, embarazada de ocho meses, es abandonada por su amante. Abatida, con tan solo un ticket de tren a San Francisco, su ciudad natal, y un billete de cinco dólares, encara su incierto futuro. Pero ese viaje en tren cambiará su vida; conoce en él a una agradable pareja, Patrice y Hugh Hazzard, que se dirigen a San Francisco a conocer a los padres de él. A Patrice, embarazada también, no la conocen todavía, ni siquiera saben qué aspecto tiene. Un terrible accidente en el tren, los fallecimientos de Patrice y Hugh, una confusión de identidades... y Helen, la desesperada Helen, cree ver una segunda oportunidad para ella y su bebé.
En este thriller psicológico que atrapa desde el inicio no faltarán giros inesperados, mentiras, falsedades, secreteos, miedos e inseguridades, amor, para hacerlo todo aún más complicado, chantaje y asesinato.
Me casé con un muerto se devora aún conociendo el final. La introducción y los últimos párrafos están narrados en primera persona por Helen/Patrice, y el cuerpo de la novela- contada por un narrador omnisciente- es un largo flashback de lo sucedido. Desde el inicio, con ese But not for us. Not for us.(Pero no para nosotros. No para nosotros.) ya se dice mucho. Y aún así uno sigue leyendo intrigado el desarrollo de los acontecimientos. En la película, sin embargo, modifican el final por otro más, digamos, al gusto del público.
Leedla, si tenéis ocasión, merece la pena. Bien es verdad que no hay ediciones actuales- o yo lo desconozco al menos- de obras de Cornell Woolrich- o William Irish, su pseudónimo literario- pero en los catálogos de libros de segunda mano de librerías de viejo no es difícil conseguirlas. La editorial Aguilar, en su colección El lince astuto, publicó en la década de los 60 del siglo pasado varios volúmenes de Obras escogidas de William Irish, con sus mejores relatos- mi volumen es de 1961- y la editorial Acervo, en su colección policíaca, publicó ocho de sus novelas también en la década de los 60- el ejemplar que poseo de Me casé con un muerto es de 1964-.
Lo dicho, recomendados quedan libros y película. Y mejor, como siempre, en este orden,
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