Cuando medio mundo pide su cabeza y otro medio pide su libertad, yo no voy a escribir, sobre Wikileaks y su fundador Julián Assange, porque para eso está gente mucho más entendida y capacitada, que lo hace muy bien, que esta sencilla portera, pero sí que os voy a enseñar sus dominios, que para eso, una en su profesión, tiene muchas llaves, para colarse en las casas, en ausencia del propietario, como en la sede de Wikileaks.
El Centro de Datos Pionen, de Assange, no sólo se creó para descubrir, los complots, maquinaciones, secretos y artimañas de porteros, que emplean los que rigen el destino mundial, si no para almacenar los datos de grandes empresas, para ello se ubicaron, en un antiguo bunker nuclear, excavado en granito, de la Guerra Fria en el Parque de Vita Berg en Estocolmo (Suecia) a 30 mts de profundidad
La recepción, es como una película de espías, donde tras entrar en una inocente cueva, el mundo empieza a transformarse, como si fuera el escenario de una película de ciencia ficción.
Es todo tan futurista, frío, aséptico e incluso bonito, que parece que nos hemos trasladado, a otro planeta y que estamos a bordo de una nave de esas, de donde de un momento a otra, van a desembarcar unos seres venidos de otra Galaxia.
Pero, como para quitarle ese halo de futurismo y frialdad, que el acero y el cristal, pueden darle, tiene su toque de realidad y exterior, con un ambiente de trabajo, con plantas, que hacen, un poquito más acogedor y humano el espacio, que cuenta con una sala de reuniones flotante, desde donde se divisan todas las instalaciones.
Pero como en toda empresa, puede haber fallos de energía, tienen sus propios generadores, pero no unos cualquiera, son dos motores de submarinos, que los dejan inmunes ante cualquier fallo energético, para que ni un momento se detenga su actividad.
Héroe o villano, el bunker recuerda a la guarida del malo de Moonraker, que se quería comer vivo a James Bond, el legendario, Agente 007.