Pues sí, me he comprado un juego, fue el miércoles pasado, lo tenía reservado y, de hecho, lo esperaba con muchas ganas, pero muchas.Me llegó el mensaje de la tienda al móvil "tu reserva ya está disponible", me faltó tiempo para ir a recogerlo, sacar mi tarjeta y la pasta, y llevármelo conmigo. A los diez minutos estaba colgando una foto en tuiter, porque claro, la edición era bonita, y el juego lo quería mucho, de hecho salió un par de días antes de la fecha anunciada, así que bueno, había que enseñarlo.
Además el juego no me lo he comprado de cualquier manera, por supuesto es la edición especial, con una caja muy grande, quizás demasiado grande para lo que hay dentro, porque claro, el juego le quería mucho, el personaje me encanta, y no voy a perder la oportunidad de tener una edición especial.Lo primero que hice al llegar a casa es abrir la caja especial, ver el contenido y colocarla donde el resto de cajas especiales, que tengo muchas porque me gustan mucho los juegos, y después dejé el juego en sí encima de la pila de juegos de la consola "ahora lo pruebo un rato pensé", pero estaba cansado así que al final escribí un par de tuits sobre lo dura que es la vida (o no, yo que sé, no me acuerdo, el caso es que no me puse a jugar) y lo dejé para otra ocasión, quizás mañana me despierte un poco más temprano para ver por lo menos el primer nivel.
Pero vaya, había currado todo el día y el resto de la semana me esperaba lo mismo, así que no fui capaz de levantarme más temprano y probar el juego, bueno quizás a la noche.Pero los días son largos, y a pesar de haber pensado mucho en jugar al juego, leer un par de reviews y también las primeras impresiones de gente por tuiter... al llegar a casa estaba cansado y no me apetecía ponerme a jugar, me tire en el sofá y hablé un rato por internet o tuiteé, seguramente sobre videojuegos curiosamente, o amiibos, quién sabe, pero no jugué, porque jugar requiere una atención que mi cuerpo no quería darle a nada en esos momentos "bueno a ver si mañana estoy menos cansado y le puedo dar ya por fin".
¿Lo adivináis no? El viernes no me pude levantar antes para jugar un rato antes de ir a trabajar y, por supuesto, al llegar 12 horas más tarde a mi casa lo que menos me apetecía era jugar.¿Había perdido el interés en el juego? pues no, el juego me seguía atrayendo, y cada vez leía más opiniones en tuiter de los jugadores más tempraneros, "oh es muy bonito", "oh es puro amor". A estas alturas ya había perdido la esperanza de jugar durante esta semana, ya que tanto el sábado como el domingo curraba, además eran días duros los que tenía por delante "la semana que viene ya me pongo y grabo la partida, total ya da igual, no voy a ser de los primeros". Curioso, ya que posiblemente sí fuera de los primeros en pagar por él.
Lo que no esperaba es que esos días de trabajo que tuviera por delante fueran decepcionantes, así que al final de la semana no solo llegué con cansancio físico, si no también mental.Las ganas de jugar se han ido al traste, tengo otras cosas en las que pensar (no tienen porqué ser mejores pero sí son las que ocupan mi mente) y, simplemente no me apetece jugar. ¿He perdido el interes por un juego que todavía no he estrenado? No, he perdido las ganas de jugar con juegos aún por estrenar, no es exactamente lo mismo.A todo esto ya hay gente que, comprando el juego días más tarde que yo, ha profundizado bastante y ha podido disfrutar de él, paradojas de la vida, no siempre tener algo antes es garantía de nada.
Pero eh, he comprado un juego, un juego al que solo le he arrancado los minutos de satisfacción que me ha dado abrirlo y colocar el muñeco que traía al lado de otros muñecos, porque esa es una satisfacción inmediata, que no requiere de un buen estado ni físico ni mental, es un acto superficial y consumista que poco tiene que ver con lo que, generalmente, siento con un videojuego.Quizás mañana me apetezca enchufar la consola y ponerme a jugar a ese juego que compré con tanta ilusión hace casi una semana, que se dice pronto, pero entonces ¿Por qué las prisas?Pues no lo sé, quizás por es vorágine consumista en la que vivimos que me hace querer las cosas aún sabiendo que, posiblemente, no pueda disfrutarlas de manera inmediata, o quizás es la simple costumbre, yo que sé, el caso es que he encontrado antes el momento y las ganas para escribir sobre esta situación que para sacar el disco de la caja.
Así que en lugar de tener unas impresiones, o incluso una review a estas alturas ya, del juego lo que tenéis es un post lastimoso sobre mis penas, sobre lo tontos que somos algunos (y seguiremos siendo, que tengo reservada la edición especial de MGS V o de Fallout 4 así a lo tonto) y sobre como, al final, los videojuegos son solo una afición que ocupa nuestra mente cuando no está liada con cosas de la vida.Esto último es importante ya que tendemos a juzgar a las personas que conocemos por tuiter o por los blogs por lo que conocemos de su afición a los videojuegos, lo extrapolamos y creemos que hay una linea paralela entre como reacciona una persona en su ocio y como es en los aspectos cotidianos de su vida.
Pero este tema es más personal y peliagudo así que lo dejamos para otra ocasión u otro lugar, quedémonos de nuevo con que me he comprado un juego hace una semana y ni he tocado el disco.
PD: Los dragones de Komodo responden a tres cosas, la primera es que nmlss en varias ocasiones hace esto de poner imágenes de animales random para ilustrar los artículos y a mi me gusta mucho, así que se lo he copiado, la segunda es porque el dragón de Komodo es una animal que me flipa, y la tercera es que el juego trata sobre un reptil.