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Me Retracto: ¡Jesucristo regresó!

Publicado el 31 mayo 2009 por Daniel_barona1981
Si dentro del ámbito religioso existen personas y acciones increíblemente descaradas, pues todas ellas quedarán empequeñecidas por el caso que comentaré a continuación.
Hace unos cuantos de días mi padre me mostró un pequeño papel que le habían entregado cuando iba por la calle. Se trataba nada más y nada menos que de un pequeño, sorprendente e indignante volante religioso, en el que se leía lo siguiente:
Me Retracto: ¡Jesucristo regresó!
Después de leerlo rápidamente, lo primero que me causó fue mucha risa, y al mismo tiempo me dije a mi mismo que el “Mesías” José Luis de Jesús Miranda es una de dos cosas: un loco fanático que cree sinceramente que él es Jesús y que ha sido enviado por Dios para completar el famoso plan divino, o un total inescrupuloso, movido únicamente por su afán de lucro que lo hace hacer y decir algo que él mismo no se cree pero que, al fin y al cabo, importa menos que la popularidad y el beneficio económico que obtiene al aprovecharse de la gente que sí cree firmemente en él y que es vilmente utilizada para una serie de fines funestos.
Es decir, “Jesucristo II”, podría ser un demente que se cree el Mesías reencarnado en persona. Pero si el solo hecho de creerse Jesucristo reencarnado ya es símbolo de demencia, pues la cuestión se agrava cuando vemos que el mundo sigue tan igual (o peor) que lo que era antes que él nazca. Entonces, ¿dónde quedarían esas alegaciones de que el pecado fue quitado, el diablo destruido, y la iglesia está perfecta para siempre? Primeramente, “Jesucristo II” habla del pecado como si fuera una cosa tangible y como si tuviera vida propia; también habla del diablo como un ente real (y que resulta que no es más real que Dios o Papá Noel); y lo más sorprendente es que se refiere a una “iglesia perfecta”. ¿¿¿En qué mundo vive nuestro “Jesucristo II”???
Algo que particularmente me llama la atención de esta propaganda es que enumera unas cuantas citas bíblicas como argumento y evidencia de sus alegatos. Habría que analizar primero la fiabilidad e inerrancia de la Biblia, las cuales están, obviamente, siempre ausentes.
La segunda posibilidad es que este sujeto sea un descarado aprovechador, que es la posibilidad por la que me inclino más. Si existe un ámbito social que ofrezca – de manera constante – nichos vacíos por explotar, ese es el ámbito religioso. Y con tanto espacio por explotar, es obvio que existen también miles de personas dispuestas a aprovechar, a cualquier precio, los beneficios que se pueden obtener de tales “oportunidades” sociales. Entre estos personajes ávidos por obtener el mayor beneficio con la menor inversión, sin importar cómo se logre esto, está nuestro Mesías “Jesucristo II”.
Con solo alegar algunas cosas fuera de lo común y tomar a la Biblia como evidencia y apoyo de lo que se dice, se pueden hacer millones. Dinero contante y sonante en poco tiempo y con poca inversión intelectual y económica. De esta forma el dinero viene sólo, porque las personas caen en la trampa.
Lo que hace este personaje es simplemente aprovechar la tendencia natural de las personas hacia la credulidad y hacia el fanatismo y canalizarla de forma tal que el gran beneficiado sea él. Por supuesto, él sabe que lo que dice es falso, pero también sabe que manteniendo esa mentira y utilizando algunos versículos bíblicos a su favor, obtendrá y mantendrá la lealtad de algunos cientos o miles de fieles, los cuales aportarán grandes sumas de dinero a su iglesia, o lo que vendría a ser lo mismo, a su bolsillo. Y, para remate, los alegatos/evidencias que aparecen en el volante y que hacen referencia a citas bíblicas, están groseramente exagerados y sacados de contexto (consecuencia de la virtud infinita que la Biblia siempre ha poseído: ser “descontextualizable” y extremadamente ambigua).
Pero al margen de la desfachatez de “Jesucristo II”, hay que ver que si personajes como él tienen éxito, es porque existen millones de personas en el mundo que están prestas a creer a ciegas, sin evidencias, y a pesar de las evidencias, cualquier cosa que se les diga, sobretodo si tienen en frente gente que sepa cómo manejarlos emocionalmente.
Líderes hay muchos, pero, lamentablemente un gran porcentaje de ellos aprovechan sus cualidades de manera funesta, inescrupulosa y centrada en la fórmula “hacer cualquier cosa, aún a costa de otros, con tal de beneficiarme”.
Por todo esto, me gustaría gritarle una sola palabra a “Jesucristo II” y a otros como él: ¡ESTAFADOR!

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