
Arreglar la que han liado en España la banda de mangantes que nos desgobiernan es más complicado que mear empalmado contra el viento. La clase financiera, respaldada por la política —los nacionalcatólicos (PP y nacionalistas); y los falangistas (PSOE)—, saben que se va a liar una muy gorda, y creen que la cosa no tiene arreglo. Y mientras a los españoles se nos va poniendo peor cara que a los pollos congelados del Eroski, los políticos se dedican a subirse los sueldos y a robar a manos llenas en el último momento, porque se les acaban las oportunidades, mientras los financieros botinescos y los grandes de España, asustados como monjas con retraso, expatrian muchísima pasta B a los paraísos fiscales, preparándose para una salida precipitada del país.
