He oído últimamente hablar bastante de conceptos como el mecenazgo y las microdonaciones como vías para financiar la investigación.
En una cosa estoy de acuerdo, desde mi humilde punto de vista, que se han acabado los tiempos en que la ciencia era financiada en su mayoría por fondos públicos. Nos guste o no los fondos públicos están agotados y será difícil recuperar el nivel que había hasta ahora. Estamos ante una época de profundos cambios y así coinciden muchos expertos, si bien es totalmente cierto que necesitamos la investigación y la innovación y que éstas son motores del país y que nos deben ayudar a salir de la crisis.
Hay modelos como el anglosajón que parece que se han adaptado hace ya un tiempo a un escenario similar al descrito, es decir, un modelo en el que los fondos públicos ya no son la principal fuente de financiación de la investigación. Es entonces cuando aparecen estos conceptos que no son nada nuevos. Durante nuestra historia, el mecenazgo ha sido una fuente importante de financiación al desarrollo y la innovación.
Es importante que tanto empresas, instituciones y particulares con recursos, vean en el mecenazgo y las microdonaciones una manera de invertir en progreso y en avances científicos y ver las ventajas que todo ello conlleva y que les reporta. Las empresas deberán ver que tienen una fuente muy importante de conocimiento en las universidades e instituciones de investigación y que esos conocimientos les ayudarán a evolucionar e innovar. Así mismo, las universidades e instituciones deben darse cuenta que el contacto con el tejido productivo también les reporta mayores conocimientos y un contacto directo con las necesidades que se producen. Todo ello sin olvidar que existe una parte de investigación básica que también es necesaria.
En España existe un gran talento y deberíamos empezar a movernos en este sentido, para evitar que ese gran talento que existe "emigre" hacia otros países.