Revista Cocina

Mediamanga, casi dos años dando de comer. Y muy bien.

Por Baco Y Boca @BacoyBoca

El hermano pequeño de Montbar se ha hecho hueco en el panorama gastronómico de Barcelona

Cuando Mediamanga abrió sus puertas hace casi dos años, en abril de 2017, consiguió que enseguida se corriera la voz de su apertura. Su cocina no pasó desapercibida entre los barceloneses que enseguida empezaron a llenar el local de la esquina de Aribau con Diputació.

Con aires de bistró, tanto por su decoración como por sus sugerencias culinarias, Mediamanga resulta un sitio agradable apto para todos los públicos y para todos los días de la semana. Esta oferta ya le hace ganar puntos en una encrucijada de Barcelona tan llena de vida.

Mediamanga

Montbar, su hermano mayor, tuvo la suerte de encontrar un local puerta con puerta. Así nació Mediamanga que, después de unas reformas, se convirtió en un local muy agradable. En él se mezclan mesas altas con mesas convencionales que, a su vez, conviven con una barra muy atractiva para apoyar el codo, copa de vino en mano y tapa para acompañar.

Mediamanga se preocupa de dar de comer. Y de dar de comer bien. Para ello, evolucionan y prueban platos nuevos que se adapten a la oferta del restaurante. Mediamanga y Montbar son como mellizos, nacidos de una misma gestación, pero con un resultado final diferente. Iván Castro, propietario y Domenico Ungaro, chef de Montbar encontraron enseguida la manera de darle forma al nuevo proyecto sin descuidar ni un segundo el primero.

Mediamanga

Algunos de sus platos son ya característicos de su oferta y de la de Barcelona en general, como una buena croqueta de ibérico rebozada con panko que conquista siempre a cualquier comensal. Un taco de parmesano y foie, hecho con harina de garbanzo y crema de Módena o una curiosa “pizza de sardina” con papadum son otros de sus atractivos entrantes.

Centrándonos en sus platos principales vemos una elaboración concienzuda en la que nada sobra ni nada falta. Pensados para compartir, no hay que dejar de probar algunos de sus más exitosos que siguen al pie del cañón desde prácticamente el primer día. Su tartar, por ejemplo, ha ido evolucionando un poco en cada temporada y hoy se presenta acompañado de un espagueti de soja y berenjena, setas enoki y raifort rallado.

Mediamanga

Sus huevos de puntilla con espardenya aseguran la textura crujiente de la clara al freírla en aceite a buena temperatura sin riesgo a que la yema quede demasiado hecha. Ésta esperará en la salamandra. Al final se juntarán consiguiendo el punto de cocción correcto en cada una de las partes. El toque final se lo dará una salsa de tendones de vaca muy especial.

Otros de sus platos, incorporados más recientemente, como las navajas al vapor con aguacate y salsa de curry verde o el ceviche de dorada con boniato, granada y caldo de pimiento del piquillo ponen de manifiesto que no se conforman ni se acomodan. Así renuevan su carta, poco a poco, añadiendo platos e incorporando siempre alguno con productos de temporada. Es el caso de su trufa laminada o su propuesta de mar y montaña con guisantes y kokotxas de bacalao.

Mediamanga

Todo este buen hacer se ha visto compensado por la reciente inclusión de Mediamanga en la Guía Michelin 2019 en la categoría de Plato Michelin. Un reconocimiento ganado a pulso y rápido, siguiendo los pasos de su hermano mayor.

Nadie puede discutir la gran trayectoria que desde un primer momento han tenido los dos restaurantes. Montbar, el más antiguo, sigue manteniéndose en la brecha. Mediamanga, el más joven, tiene otro planteamiento gastronómico, pero a los dos les une la calidad y el servicio así como la frescura de un planteamiento gastronómico que no cansa. Y para medir, no hay mejor termómetro que la acogida del público y el reconocimiento de los expertos. Y eso ya lo tienen.


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