Revista Opinión

Médicos cubanos: nuevas ofertas, viejos resabios

Publicado el 10 septiembre 2015 por Diariocubano

(Foto de archivo)

LA HABANA, Cuba – Garantía de ubicación laboral en similares condiciones a las que tenían antes de abandonar Cuba y la voluntad de favorecer todas las vías posibles para mejorar las condiciones de vida y trabajo de los médicos anunció el Ministerio de Salud Pública en una extensa Nota, publicada por los medios de prensa nacionales el 4 de septiembre. Las ofertas parecen insuficientes para lograr la permanencia o el retorno.

Bajo el titular “Los servicios de salud de nuestro pueblo se garantizan y mantienen su desarrollo”, el escrito del MINSAP comenzaba con una profusa mención a las actividades que impresionan internacionalmente, con lo cual se trataba de desviar la atención sobre los inverosímiles ofrecimientos a los médicos, que son lugar común en cualquier parte del mundo actual y las causas de la emigración. El relato se iniciaba con la abnegación del personal médico cubano en varios países africanos para luchar contra el ébola en 2014; el ofrecimiento para asistir a las víctimas del Huracán Katrina en 2005, que el gobierno de Estados Unidos no aceptó; y la subsiguiente creación del Contingente Internacional de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve, que ese año atendió a los afectados por un devastador terremoto en Pakistán. Luego mencionaba los más de 50 000 colaboradores, la mitad médicos, actualmente en 68 países, y el total de 325 000 trabajadores de la salud en 580 000 misiones internacionalistas, empezadas en 1960 por un terremoto en Chile y 1963 por asistencia solidaria a Argelia.

No obstante, se omitió que el innegable altruismo tiene el fuerte incentivo de recibir mejores salarios que los irrisorios pagados en la isla, con una parte depositada en una cuenta bancaria en divisas, que los colaboradores sólo pueden extraer en Cuba al término completo de la “misión”, y que el gobierno cubano sustrae la mayor parte del pago, de manera que la venta de servicios constituye el principal ingreso neto de divisas del país. Esas fabulosas ganancias se solapan al mencionar la existencia de “convenios de colaboración Gobierno a Gobierno, en los que se establece determinada compensación en beneficio mutuo”, y que “Cuba no olvida su vocación internacionalista, continuará dando ayuda desinteresada y gratuita a las naciones que lo requieran, como lo hace actualmente en Haití, Níger, Honduras, Eritrea, entre otras”.

El escrito resaltaba que se llegó a tener más de 85 000 médicos y el mejor indicador de profesionales per cápita del mundo: 7,7 por cada 1 000 habitantes, o sea 130 personas por médico, que restando los 25 000 misioneros en el exterior es de 5,4 médicos por cada 1 000 habitantes, continuando entre los primeros países. Esa aseveración no concuerda con muchos consultorios del médico de la familia cerrados, supuestamente para una mejor organización, y muchos otros atendidos por estudiantes de medicina, en ocasiones extranjeros por falta de cubanos, mientras policlínicos y hospitales carecen de especialistas y cirujanos, aunque en la nota se expone que la cooperación internacional se continuará “sin dejar desprotegidos los servicios de salud a la población”. No se detalla la cifra elevada de médicos que no retornaron de viajes a conferencias, entrenamientos y misiones; los emigrados después de largos años de espera para recibir permiso del gobierno, los que se han arriesgado por vías ilegales y muy peligrosas, y los que, en espera de las autorizaciones de salida se dedican a labores más lucrativas como taxistas.

Luego de referirse a las “campañas difamatorias” por parte de gremios y colegios médicos en países donde hay colaboradores, el MINSAP resalta que “el notable prestigio de nuestra salud pública (no señala de los especialistas) en el contexto internacional ha suscitado el interés de clínicas por contratar profesionales cubanos para el ejercicio privado de la medicina, lo que ocurre incluso en países amigos, aun cuando sus gobiernos no favorecen ni comparten tales procedimientos”. La mención a esa práctica universal resulta incomprensible, si se desconoce que en Cuba está prohibida y penalizada. A continuación se arremete contra el llamado robo de talentos por Estados Unidos desde los primeros años de la revolución, y el Programa de Parole para Profesionales Médicos Cubanos (Cuban Medical Professional Parole Program) establecido por el presidente George W. Bush en agosto de 2006 para desertores en terceros países, pero no se dice que el programa tiene alta demanda debido a las onerosas condiciones impuestas a los médicos por el gobierno cubano.

Hacia el final de larga nota, finalmente en dos párrafos se desglosa “la voluntad de favorecer todas las vías posibles para mejorar las condiciones de vida y trabajo de nuestros médicos”, con el incremento del acceso a las tecnologías de la información para consultar los textos más actualizados de las distintas especialidades (sin Internet ni textos, han estado al margen del desarrollo desde hace décadas, y se comenta que les permitirán tener la web en sus hogares, sin las limitaciones de la actual Intranet de Infomed); becas en el extranjero; ampliación de las modalidades de misiones por períodos cortos (grupos itinerantes); la participación en congresos y eventos nacionales e internacionales; y medidas para continuar superándose. Finalmente se da el vuelco en la política migratoria con el compromiso de brindar “la oportunidad” de reincorporarse al Sistema Nacional de Salud, con garantías de ubicación laboral para todos los médicos en similares condiciones a las que tenían, lo que la supone la inclusión de quienes hayan salido con formas variadas y condenadas.

El creciente malestar, la emigración y la necesidad de médicos explican los ofrecimientos. Salarios justos y autorización del ejercicio privado, practicado hoy ilegalmente, serían más atractivos. Aún el MINSAP no ha anunciado las exigencias por ofrecer esas bondades, que difícilmente serán suficientes para lograr el retorno y la permanencia en Cuba. Los éxitos y la universalidad del sistema de salud existen por los 56 años de sacrificios de la población, y no son precisamente dádivas de las autoridades.

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Via:: Cubanet


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