Empecé a interesarme por la hipnosis hace unos 14 años. Empecé leyendo sobre el tema, escuché alguna conferencia y se despertó mi interés, entonces. Mi interés ha sido especialmente por la hipnosis que facilita la introspección y el autoconocimiento. También me ha resultado interesante conocer el efecto de la mente en el cuerpo, para ayudar a aliviar la ansiedad, el estrés y diversos trastornos psicosomáticos. Resulta sorprendente darse cuenta de lo poco que sabemos sobre el funcionamiento de nuestra mente cuando descubrimos los sorprendentes efectos, que podemos conseguir con la hipnosis: una relajación intensa pese a un estado de ansiedad previo (en pocos minutos), un importante alivio de dolores diversos e incluso anestesia (que se usa en diversos lugares del mundo para operaciones quirúrgicas), la superación de fobias, la reducción de una hemorragia, la modificación de la temperatura corporal, el cambio del estado anímico (esto suele llevar más tiempo), el parar vómitos que no responden a otros tratamientos, el revertir síntomas del colon irritable, modular el asma, etc.
Pero todo esto, sin dejar de ser muy interesante, no me parece lo más importante en el terreno de la hipnosis. En los últimos años he dejado que los procesos de hipnosis, en terapia, faciliten una entrada al mundo interior, del que surgen nuevas ideas, símbolos, potenciales, intereses, etc. Ese mundo interior tiene reglas muy parecidas al mundo de los sueños, aparecen visiones, historias inesperadas, nuevos personajes internos, etc. ¡Es fascinante! Se pueden abrir puertas hacia diversos espacios de ese mundo interior, que favorecen la evolución y la remisión de diversos síntomas, mediante una toma de conciencia y un trabajo interno. Lo que, a su vez, hace más fácil integrar la dimensión espiritual en la psicoterapia. Es conocido que muchos procesos espirituales han de ir necesariamente acompañados de un camino de autoconocimiento (tanto en Oriente como en Occidente).
Después de trabajar con diferentes personas en esta vía, tanto en procesos individuales y grupales y ver como la hipnosis ayuda a mirar mejor hacia dentro, me surgió la pregunta de si hipnosis y meditación son lo mismo. Pues ciertos procesos de meditación también tratan de ayudar a silenciar la mente, para poder escuchar y mirar más hacia el interior de uno mismo. En esos procesos meditativos más de una persona habla de la emergencia de ciertas imágenes simbólicas (que podemos considerar en sintonía con los arquetipos junguianos, o con ciertas visiones interiores que se dan en la práctica de la meditación), etc. Por todo ello fui consultando con diferentes expertos en hipnosis, sobre las posibilidades de que meditación e hipnosis fueran dos modalidades de lo mismo o al menos compartieran ciertos procesos. Encontré respuestas totalmente antagónicas. Para unos la hipnosis no tenía nada que ver con la meditación (idea sostenida en general por quienes no han practicado meditación, o meditadores que no saben nada de lo que es la hipnosis) y en el otro extremo estaban quienes decían que hipnosis y meditación son lo mismo, y que, incluso comparten reacciones cerebrales idénticas o muy similares. En general, quienes sostenían esta segunda tesis, tenían alguna experiencia con la práctica de la meditación. Alguien me contó que una vez, para comprobar si había semejanzas, hipnotizó a un lama tibetano. Éste le aseguró que los efectos conseguidos eran los mismos, pero que llegaba al estado meditativo más rápidamente y consiguiendo una mayor profundidad. Se supone que los lamas algo saben de meditación, así que podemos considerar este dato como relevante.El siguiente paso que he seguido, ha sido realizar ejercicios de meditación, individuales y grupales, introduciendo la hipnosis, en la preparación inicial para la meditación. Así, parecía fácil silenciar la mente (algo importante para meditar), el estado de relajación que se puede conseguir con la hipnosis es eficaz y después, el favorecer la visualización de ciertos símbolos ayuda a seguir uno mismo el proceso, hacia “capas” más profundas de la psique. Puedo decir que, por ahora, los resultados son más que favorables a la idea de la superposición de la hipnosis y de la meditación y que un método favorece la entrada más rápida en el otro. Personas con amplia experiencia de meditación, me han comentado que también han entrado más rápido y más profundo en la meditación, cuando hemos usado antes algo de hipnosis, y que han encontrado en su interior nuevos recursos y capacidades que al entrar en su interior, han emergido y facilitado más su evolución personal. También se han dado casos (más en la práctica individual) en los que se han hecho conscientes elementos insanos, necesitados de trabajo y resolución. Lo positivo del caso es, que una vez manifestados explícitamente, ha sido más fácil trabajarlos en terapia, a la vez que el trabajo con la hipnosis y los símbolos que han surgido ha favorecido una resolución más rápida de lo habitual, del problema. Incluso con personas en las que no había apenas resultados con terapia sin hipnosis. Desde entonces, sigo “puliendo” el método, e investigando al respecto, con la esperanza de que pueda ser un recurso más en la ayuda terapéutica para muchas personas.Lo que por ahora me permito concluir, en base al a experiencia, es que la hipnosis se solapan y complementan en diferentes aspectos. La hipnosis favorece la entrada más rápida en la meditación y la meditación puede generar estados hipnóticos. Habrá que seguir estudiando más el tema. Es importante señalar que aunque la psicoterapia con hipnosis sea más eficaz y la meditación haya mostrado sus efectos positivos en la salud física y mental, ambos procedimientos, estén o no integrados, requieren una participación y esfuerzo del participante. En ninguno de los casos estamos hablando de métodos milagrosos, como pretenden vendernos numerosos estafadores en este ámbito.