Revista En Femenino

Mejor tarde que nunca

Publicado el 29 noviembre 2013 por Bebloggera @bebloggera
Por Lulai Leo desde Argentina 

Soy una persona orgullosa y muy temperamental. Una combinación nada buena. Durante mucho tiempo jamás me retracté de mis palabras y mis actos. Eso era bueno en muchos casos pero, en la mayoría, era una decisión espantosa, con mi mal carácter era capaz de hacer cosas desagradables de las cuales mi orgullo no me permitía echarme atrás.Mejor tarde que nuncaPor suerte, casi nadie conoce esa faceta mía. Desgraciadamente, los que la conocen y la sufren son aquellos que a quienes me abro por completo, cosa que solamente me sucede con mi familia, porque tenía la estúpida teoría de que nada de lo que hiciera podría alejarlos de mí.Mi hermano pequeño es mi tesoro. Lo amo más que a mi vida, me parte el corazón cuando sufre y sufro cuando veo que hace cosas que no están bien. Me llevo por dos años y medio con él, lo que nos ha tenido muy unidos a pesar de ser una niña y un niño. La diferencia de edades no fue un problema nunca, de niños casi no se notaba, pero ahora hay un abismo entre nosotros.Parece mentira, pero esos dos años son una gran diferencia. No crean que me estoy yendo por las ramas, no es así. Por ser casi mi único amigo por años, mi hermano fue blanco de mi temperamento y mi orgullo durante mi etapa más cruel. No era mi intención hacerle daño, pero fui cruel y ahora lo sé.Cada vez que pienso en lo mala hermana que fui durante todo ese tiempo… No quiero ni recordarlo, pero aunque no lo quiera eso está ahí y hoy me cobra una factura muy cara. Lo pierdo y, tal vez, lo tenga merecido. Pero eso no significa que me quedaré de brazos cruzados. No, estoy luchando. Desde que me di cuenta que no podía seguir siendo así, estoy tratando de cambiar y, en cierta medida, creo estarlo logrando.Tengo más paciencia, mi temperamento es más controlable y, con mucho esfuerzo, soy capaz de tragarme el orgullo y pedir perdón. Pedir perdón por el pasado y por el presente. Pero parece que hoy se han invertido los roles y es él quien pasa por una etapa de cierta crueldad o, quizás, es su manera de vengarse por aquello que yo misma le hice pasar.

No importa lo que haga, lo que diga o lo que duela todo eso. Sigo aquí. Porque lo quiero. Porque sé que yo también se lo hice y él sigue ahí. Pero, por sobre todo, porque sé que es mucho más difícil pedir perdón que perdonar. Y él, ahora, no me contesta el mensaje porque está luchando con el mismo orgullo contra el que yo tuve que luchar años antes.

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