A la cuarta tampoco pudo ser y el campeón Arenas se volvió a quedar con la miel en los labios. No pasa nada, aún es joven, y si Madrid puede ser candidata a ciudad olímpica cada cuatro años el señor Arenas lo puede ser a la presidencia de la Junta de Andalucía. En 2016 volverá a tener su quinta, y nada despreciable, oportunidad.
Ni la más furibunda de las propagandas que los medios de derechas han llevado a cabo estos meses ha conseguido calar entre el electorado andaluz. Ni la ocasión más pintada, por una sarta de escándalos que van desde el fondo de reptiles hasta la prostitución y la cocaina, ha logrado convertir a Arenas en un político de referencia para Andalucía.
Si tras esto no hay una profunda reflexión en el PP andaluz mal andan. Todos sabemos que lo de ayer no fue un triunfo histórico y si la enésima derrota que deja al eterno candidato en la más difícil de las situaciones y eso se veía con la cara que sacó a relucir en ese bonito balcón de la calle San Fernando.
Por otro lado está el PSOE que celebró la derrota como una gran victoria y eso tampoco es buen síntoma. Los socialistas deberían impulsar algo más la autocrítica a pesar de haber sorteado un gran obstáculo y de que, presumiblemente, mantendrán una plaza muy importante dentro del panorama nacional. Y que no olviden que no van a gobernar solo sino con los grandes triunfadores de estas elecciones, Izquierda Unida. España hoy es un poco menos azul.