Es noticia. El consumo volverá a descender este año durante la campaña navideña. La caída se calcula en el 17% respecto a las cifras del año pasado, que ya fueron inferiores a las del anterior. Si hoy es miércoles y lo obvio es noticia entonces es que estamos en Navidad y los recortes también se notan en la imaginación en los medios, que reproducen al dictado sin apenas capacidad crítica, mientras la realidad hace de las suyas estropeando todos los titulares posibles.
Pero no hace falta dar un salto en el tiempo para ver un futuro cada vez más parecido al pasado. No ha acabado todavía 2011, todavía no se ha puesto en marcha el grueso del ajuste con que amenazaba el PP y sus socios de CiU en campaña y ya partimos con desventaja: somos más pobres. Lo dice Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea: la renta ha retrocedido hasta niveles de 2002. Por detrás, los países del este de Europa y Portugal. Por delante, el resto. Los minitrabajos, que según parece serán la medida estrella de la reforma laboral que prepara (o no, o depende) el flamante Gobierno de derechas surgido de las pasadas elecciones, apoyan esta cultura del menos es más que se ha instalado en todos los ámbitos de la vida. Los minitrabajos se presentan como el nuevo aguinaldo de una clase empresarial perdida en el dogma neoliberal y demasiado conservadora para salir al quite con alguna idea imaginativa. Y vamos a ser todavía más pobres: ese menos va a ser más, pero más colas en los centros de día y en los bancos de alimentos de organismos benéficos. Al final, no vamos a poder pagar ni nuestros trajes. ¡Qué bochorno!…