Esta es una de las conclusiones de un reciente artículo de Aceprensa, en el que se hace eco del Informe Perfiles de la situación de la religión en España, dirigido por Josep Miró i Ardèvol, en un intento de medir la vigencia de la fe en la sociedad española. A finales de 2010, aunque el 71% de los españoles se considera católico, son mayoría (56%) los que dicen no asistir nunca a la Iglesia. La valoración de la Iglesia es muy baja, pero sólo el 18% eliminaría el crucifijo de los espacios públicos.
Es especialmente crítica con la Iglesia la etapa universitaria. Así se observa en las respuestas de los estudiantes sobre conductas como ser padre sin pareja estable, el matrimonio homosexual, el divorcio, vivir en pareja sin casarse, la eutanasia o la adopción por parte de parejas del mismo sexo. En todas ellas, los universitarios españoles se mostraban más alejados de las enseñanzas católicas que sus compañeros de estudios alemanes, ingleses o incluso franceses. En el único apartado en que los españoles no eran los más condescendientes es el aborto.
Destaca la gran aceptación de la eutanasia entre los universitarios españoles. En una escala de 1 a 10 –siendo 10 la posición más favorable–, la respuesta media se sitúa en el 7,4. Ni en Francia ni en Alemania ni en el Reino Unido llegan al 7. Algo parecido ocurre con la valoración del matrimonio homosexual y la posibilidad de que adopten. Los españoles les dan un 8 y 7,3 respectivamente, mientras que los británicos se quedan en 7,3 y 6,6, y los franceses en un 6,5 y 6.
Paralelamente al descenso de la práctica religiosa tradicional, se observa un mayor seguimiento de horóscopas, brujas y en programas esotéricos. Después de leer esto, a uno siempre le queda la duda: qué clase de catolicismo es el que se han reinventado los universitarios españoles?