La nobleza, al amparo de la monarquía, proyectaba de sí misma una imagen de superioridad que se adecua y le da tono a los postulados políticos y sociales de la institución estatal dominante; esa preponderancia era esencial a la formación económico-social y se completaba, para delinear definitivamente el sustrato básico del período, con el auténtico fervor que, al decir de Fernández Izquier do, se dio desde mediados del XVI por la concesión de hábitos de las ordenes de caballería (Santiago, Calatrava, etc.) en unambiente social muy marcado por el fenómeno de la limpieza de sangre y que abarcó, al menos, a la nobleza en dos tercios del total(31) LEER MÁS »