Todo en el pasado fue mentira. Todo en el presente es mentira. Todo en el futuro será falaz.
Hablaban de un pasado idílico, donde unos luchadores por la democracia había hecho una “transición ejemplar” contra una dictadura que era la encarnación de la mentira en todos los ámbitos. Pero estos “luchadores” eran, en realidad, gerifaltes de la mentira. Mentira fue su transición, mentira fue su democracia, mentira fueron sus partidos, mentira fueron sus financiaciones, mentira fueron sus monarcas, mentira fueron sus golpes de estado. Mentira fueron ellos, todos.
Sus testas coronadas encabezaron y proyectaron golpes de estado, que más tarde abortaron, protagonizando una colectiva mentira ante las cámaras de televisión. Mentira fueron sus convicciones democráticas, mentira fueron sus proclamas de igualdad ante la ley, mentira fueron sus defensas de la familia, mentira fueron sus ejemplos de falsa austeridad, mentira fueron sus discursos en la mentirosa y “entrañable” navidad, fueron mentira hasta sus elefantes.
Sus presidentes de Gobierno fueron mentira, sus listas electorales a sus mentirosas elecciones, mentira de usar y tirar; sus parlamentos, sus leyes, sus congresos y senados y hasta la residencia de su voluntad popular, mentira satrapada en sus cortas patas.
Su presente vive atrapado en la mentira. Se alimentan de mentirosas “cajas B”, de mentirosas donaciones, de mentirosos sobres, de mentirosas adjudicaciones de obra, de mentirosos “3%”, de mentirosos discos duros apaleados.
Sus presupuestos son mentira. Sus PIBs y su deuda. Su Sanidad, su Educación, su Justicia, su protección a los parados, jóvenes y mujeres y su Autonomía como Estado independiente de los mercados y de los bancos. Es mentira su Europa y su Comunidad Europea. Su Medio Ambiente es una monumental y deteriorada mentira.
Sus leyes presupuestarias, una melodía mentirosa, sus pactos, sus acuerdos y hasta sus incumplimientos convenidos, mentira pura. Son una mentira corrupta y putrefacta.
Son mentira sus discursos, sus ruedas de prensa, sus portavoces, sus ministros y ministras, sus gürteles y púnicas, sus marquesas y sus ranas, sus defensoras del pueblo, sus obispos, sus curas, sus telediarios y sus tertulias y tertulianos.
Son en definitiva, la mentira hecha Institución, Gobierno, Estado y Patria.
Están entre nosotros pero son Mentira.
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