Mentiras, fabulaciones, invenciones, exageraciones. Las historias de ficción están repletas de ocurrencias. Es difícil de evitar salvo que escribamos una crónica periodística o un libro de investigación histórica (y aun así...) Pero no importa qué tan fantásticos sean los hechos que narramos y cuánto esfuerzo ponga nuestro lector en suspender su incredulidad, es responsabilidad del autor hacer que las cosas que suceden en las páginas se perciban creíbles.
Aquí es donde se demuestran útiles varios de los atributos de un buen mentiroso.
La verdad solo es creíble cuando alguien la inventa bien. George Santayana, filósofo, ensayista, poeta y novelista hispano-estadounidense.
Gran parte del truco no está en qué se dice sino en cómo se cuentan las cosas. Algunas personas mienten con mucha facilidad. Por lo general esto deriva de una personalidad con raíces sociópatas y mucha práctica, pero es algo que también se puede llegar a aprender.
Muchos de nosotros nos sentimos incómodos respecto al hecho de mentir. ¿Qué pasa si la gente lo descubre? ¿Estoy haciendo algo malo? ¿Es muy obvio que miento? ¿Suena creíble?
Una vez que dejamos vislumbrar dudas, las posibilidades de descubrirnos y quedar expuestos se transforman en reales y muy posibles.
El objeto de la escritura no es la verdad sino la persuasión. Thomas Macaulay, poeta británico.
Una buena mentira
Hay que sonar como si realmente creyera lo que usted dice. Convencido y seguro. La confianza en lo que decimos es lo primero que se transmite y si dudamos parecerá falso, sin importar la veracidad de nuestra historia. Por otro lado, dar demasiados detalles exactos en un largo y estudiado párrafo se percibe más como un desesperado intento de engaño.
También hay que entender que una persona contando "la verdad" sólo habla desde su experiencia. Cuenta "su verdad" como como un hecho, porque lo cree así. Un mentiroso inteligente se sitúa dentro de ese escenario inventado y lo trata como si fuese la realidad, no sólo en las partes que dice conocer y transmite, sino también en las partes que calla o que alega no conocer. Estos huecos de la historia completan el panorama de veracidad que se transmite, porque es muy raro conocer TODOS los detalles de todo. El hecho de que el mentiroso conjeture sobre hechos o razones que no conoce, tratándolos como una parte real de los sucesos hace más fácil de creer su historia.
Aunque un mentiroso se vea forzado a inventar cosas, ayuda a la credibilidad de su historia que pueda introducir todos los datos reales y medias verdades que pueda. Rodear la mentira de hechos comprobados hace que cobre sentido, porque se extiende la credibilidad a toda la historia. Mientras más nos convenza el todo, menos notorias serán las invenciones.
Dicho de otro modo: escriba toda la verdad que pueda para dar forma a su historia y entonces podrá introducir todo tipo de creaciones e inventos sin despertar suspicacias.
Para ser realmente convincente, usted necesita ser capaz de medir la respuesta a sus palabras. Esto debe ser mucho más inmediato para un mentiroso, que intentará ver la sombra de la sospecha en el rostro de su víctima y hacer los ajustes adecuados a sus creaciones.
Para un escritor se pone un poco difícil, porque las reacciones a las historias no son inmediatas y para cuando las obtiene no puede modificar la obra. Entonces necesita un poco de ayuda externa: lectores cero, beta, amigos con criterio, correctores y editores. Estas reacciones no necesariamente le dirán cómo arreglar las cosas, pero le ayudarán a determinar cuáles son las áreas problemáticas de la historia.
A veces es la parte real de la historia la que genera sospechas, entonces igualmente hay que corregirla. No tiene sentido ser honesto si nadie nos cree.
Las grandes historias generalmente son lineales, limitadas, deliberadamente ciegas a ciertas partes. Lo usual es que se conozca solo la parte que el autor quiere que se sepa y eso no es la verdad (toda la verdad y nada más que la verdad). Aun cuando el escritor parece dejar oír las dos campanas, es un montaje. El autor busca un efecto en los lectores y desea provocarlo, no que cada cual decida cómo reaccionar. Para eso escribe en primer lugar.
Hay un montón de técnicas para mentir que los escritores emplean y la definición de la voz narrativa es una de las mejores. Podemos elegir limitar el punto de vista a un solo personaje, o ver el mundo a través de los ojos de dos personajes, quizás tres, o ser dioses y ver lo que todo el mundo está haciendo, lo que todo el mundo está pensando, lo que yace detrás de cada gesto. A diferencia de la vida real, podemos añadir deliberadamente tensión a las acciones sabiendo las intenciones que esconden. En la vida real, si usted dice que sabe lo que todo el mundo está pensando se gana unas vacaciones rodeado de batas blancas.
El narrador poco fiable
En la mayoría de las ficciones, uno de los objetivos principales del autor es crear un protagonista fuerte, simpático, vulnerable, agradable, con quien los lectores puedan conectar. De hecho, yo mismo animo a crear este tipo de personajes. El lector tiene ciertas expectativas sobre este protagonista, principalmente que sea honesto con el lector, que no mienta o engañe.
Pero una vuelta de tuerca a la voz narrativa y a la relación del escritor con la mentira (si se adapta a su historia) puede ser crear lo que se conoce como un narrador poco fiable. Este tipo de protagonista, casi siempre escrito en primera persona, romperá esa confianza que típicamente se entiende entre el lector y el narrador, engañará y mentirá a los lectores, quizás por omisión, o les dirá solo medias verdades, lo que le conviene. La narración poco fiable puede dar lugar a emocionantes desarrollos de trama, giros y mucha intriga para los lectores, que nunca podrán estar seguros de si lo que están leyendo es la verdad, una verdad parcial, una omisión de la verdad o una mentira.
Debido a la suspicacia que genera, este tipo de personaje rara vez es completamente agradable y, de hecho, a menudo es despreciado por los lectores. Un narrador poco fiable puede ser un mentiroso patológico, o un narcisista, o simplemente un delirante, haciendo que los lectores se sientan nerviosos o incómodos. Pueden parecer muy cuerdos e inteligentes. Para complicar las cosas, un narrador poco confiable puede creer que está diciendo la verdad (por ejemplo, si está psicológicamente desequilibrado), pero le toca al lector averiguar si miente. El reto, entonces, para un autor es escribir una historia que mantenga a los lectores pasando páginas aunque no se sientan conectados a un protagonista antipático.
¿Por qué utilizar un narrador poco fiable?
La mejor razón para usar un narrador poco fiable es crear suspenso, para que los lectores adivinen, para mantenerlos leyendo. Pero no funcionará si simplemente decide convertir a su narrador en poco confiable a mitad de su historia, sólo porque allí le conviene. La falta de fiabilidad debe incorporarse a la psique del personaje desde el principio, o posiblemente desarrollarse a medida que se desarrolla la trama, y la trama debe apoyarse en esta falta de fiabilidad. En otras palabras, tendrá que planificar su historia, incluso antes de comenzar a escribir, en torno a la falta de fiabilidad de su protagonista.
¿Cómo se utiliza este recurso?
Un narrador poco fiable se escribe en primera persona, haciendo de su protagonista la parte poco fiable de la historia. Si trata de escribir un protagonista poco fiable en tercera persona, eso va a hacer que usted sea la parte poco fiable y, créame, eso probablemente no funcione. Los lectores pueden aceptar que uno de los personajes sea un mentiroso, pero no aceptarán ser engañados por el autor. Lo primero es un juego, lo segundo es traición.
Escribir en la piel de un narrador poco confiable es notoriamente difícil. Esto se debe principalmente a que los lectores no pueden sentir fácilmente empatía por alguien aceptando que, al mismo tiempo, les mienta. La mayoría de las personas sospechan que están siendo engañadas, y eso crea un elemento de desconfianza subyacente en la historia. Por lo tanto, uno de sus objetivos es crear un personaje que tenga suficientes características empáticas, que los lectores todavía se relacionen con él hasta cierto punto, aunque no confíen completamente. Su segundo objetivo es crear una trama tan convincente que los lectores quieran pasar páginas a pesar de que no les guste su protagonista. Y quizás lo más importante, su estilo en prosa debe ser tan bueno, tan inteligente y cautivante, que los lectores quieran seguir leyendo pese a todo.
Las dos reglas más importantes a tener en cuenta al escribir desde éste narrador son:
Sumergirse en la cabeza de su protagonista.
La mayoría de los protagonistas regulares tienen algunas características de sus autores, esto es casi inevitable. Usted crea personajes usando la familiaridad de su propio estado mental. Sin embargo, su narrador poco confiable probablemente no será como usted en absoluto. Quizás hasta lo perciba más como un villano o un antagonista. Más que con cualquier otro tipo de protagonista, necesitarás salir de su cabeza y sumergirse en la estructura mental su narrador poco fiable, algo más fácil de decir que de hacer. ¿Cuáles son sus motivos? ¿Y sus temores e inseguridades más profundas? ¿De qué manera estas cosas alimentan sus acciones y la trama?
Recuerde una norma: no puede engañar al lector.
Para evitar esto tendrá que inyectar pistas, sugerencias e indicaciones sutiles a lo largo de la historia que demuestren al lector puede estar mintiendo el personaje, para que no se encuentre totalmente desprevenido por la revelación al final. Estas claves permitirán al lector, si quiere volver y releer, reconocer: "Sí, había una pista aquí y allá de que me estaba mintiendo, pero estaba tan bien escondido que no lo vi en su momento. Así que no me engañaron después de todo." Algunas de las mejores historias con narradores poco confiables le harán querer leerlos una segunda vez, para ver qué pistas pasó por alto la primera vez. Pero no se equivoque, esas pistas deben estar allí, o el lector se sentirá realmente decepcionado.
Niveles de mentiras
Muchos protagonistas memorables de las historias de ficción generan cierto grado de desconfianza. Eso es porque nuestras percepciones humanas son únicas para cada uno de nosotros y vemos las cosas a través de nuestras propias perspectivas. Esas percepciones, a menudo asimétricas, otros las pueden considerar poco fiables. Toda narración en primera persona es relativa.
Pero los lectores perdonarán cierto grado de falta de fiabilidad en todos los personajes de ficción porque sabrán que sus personajes son humanos, después de todo. Sin embargo, el intento deliberado de utilizar la narración poco fiable como un dispositivo literario es algo diferente, un paso más allá de la falta de fiabilidad humana ordinaria.
Todos los lectores se involucran en la ficción con cierto nivel de suspensión de la incredulidad, el pacto ficcional. Es decir, están preparados, dispuestos y felices de creer lo que un narrador les está diciendo, de estirar su imaginación mientras están inmersos en su mundo ficticio. Pero al escribir con un narrador poco fiable, tenga cuidado de no cruzar la línea de ruptura desde la que ya no creerán nada de lo que dice. Si el lector comienza a sentirse más engañado de lo que cree que es justo, si el protagonista se convierte en una caricatura, o si las vueltas de la trama se vuelven ridículas, perderá a sus lectores.
Si usted decide escribir desde la perspectiva de un narrador poco fiable, debe haber una razón sólida para ello, un propósito que impulsa el protagonista y los arcos narrativos. Un personaje que miente por mentir no va a añadir mucho a la integridad de su historia. Aunque al fin y al cabo toda la historia sea una mentira.