Revista Música
El debut de Mercury Rev solo puede considerarse dentro de las experiencias cósmicas. El disco donde Jonathan Donahue, Dave Friddmann (ambos colaboradores de Flaming Lips, y este último productor respetado desde los 90), Grasshopper, Jimmy Chambers, Suzanne Torpe y David Baker supieron crear un lugar donde expandir la mente a base de psicodelia y ruido. Todo en 50 minutos.
La banda de Buffalo (Nueva York), encontró el respaldo en el Reino Unido, el mismo año que se publicaron discos tan expansivos como “Loveless” (My Bloody Valentine) o “Screamadelica” (Primal Scream). Radiaciones que se nutrían de una libertad absoluta. Y todo cuidado minuciosamente, al detalle. Pese a poder contener múltiples referentes, este es uno de los discos clave dentro de los 90. Un viaje que empieza con la voz de Baker flotando en el espacio y da paso al torrente eléctrico de Donahue y Grasshopper y con la deliciosa melodía de la flauta poniendo paz ante las embestidas.
Las alucinaciones a toda pastilla en “Syringe Mouth” y “Coney Island Cyclone” dan paso al primer momento de calma en el viaje con la delicadamente sideral “Black and Blue” donde todo tipo de ruidos, guitarras surgidas de otros universos, el piano y la percusión apareciendo furtivamente recrean una maravillosa pieza digna de psicodelia fantasmal de los 60. Remanso que repetirian en la no menos deliciosa “Frit Tering”.
Pero las jams envueltas de locura, ruido y sensación de libertad se encuentran en “Sweet Oddysee of a Cancer Cell T' Th' Center of Yer Heart”, con un las guitarras en tensión contínua, o “Very Sleepy Rivers”, con las voces recreando la sensación de pérdida de cordura a todos los niveles.
“Yerself is Steam” sirvió de punto de partida para un grupo alucinado e imaginativo, que siguió por dicha senda en “Boces”, pero que tras la huida de Baker empezó a recostarse en distintos parajes, que si bien en “Deserter’s Songs” suponían una brillante madurez, ninguna de sus siguientes entregas supo alcanzar tales logros.
"Boces" fue la culminación a una de las más adictivas chaladuras.