Portada 'on line' de RTVE. Mensaje gráfico también
La decisión de los consejeros de RTVE de controlar la edición de las noticias mientras se está elaborando el telediario entró ayer como marea de lo que se avecina será un tsunami antológico a dos meses vista. Sienta, además, un precedente peligroso: no se trata de estar informados en tiempo real, que para eso están los medios on line o las propias agencias de comunicación, fuente y manantial caudaloso ante unas cada vez más exiguas redacciones. Se trata, en el fondo, de controlar, de manipular e interponer un gran hermano entre la elaboración de la información y el receptor final. Censura al fin y al cabo o, al menos, la institucionalización de todos los medios posibles para llevarla a cabo sin 0bstáculos.
Parece que el rechazo frontal de los trabajadores de la radiotelevisión pública y el lío montado en las redes sociales (sobre todo twitter con #rtvedetodos como trending topic) hará recular la apisonadora que se cierne sobre el trabajo de los profesionales de esta televisión que, además de ser de todos, pagamos entre todos, desde folios y ordenadores hasta los coches oficiales y cargos del consejo, pese a que el mandato de seis de ellos caducó en enero de 2010 y siguen en sus puestos. Esto es lo que se llama vivir de rentas.
Dime quién votó la decisión y te diré de qué va. PP y CiU, la derechona oficial que hablan lenguas diferentes pero se entienden muy bien, votaron sí, con la abstención de PSOE, Esquerra Republicana de Catalunya y CCOO, perdido ya el norte, echando la piedra y escondiendo la mano y queriéndose enterar de lo que se cuece pero sin dejarlo explícito. Sólo IU y UGT votaron en contra del atropello. Bien por ellos, ante todo coherencia y dignidad. Pero que no se preocupen quienes ahora no vayan a controlar esta nuestra televisión si se da marcha atrás, que a partir del 20-N podrán hacerlo a sus anchas. De seguir así, los merodeadores habrán allanado el camino e identificado a los subversivos. Así será y así nos lo contarán.