En el marco de un nuevo Derby ante el Real Madrid, en el que el Barcelona impuso condiciones y terminó ganando 3-1 con goles de Alexis Sánchez, Xavi Hernández y Cesc Fábregas, Lionel Messi volvió a ocupar el rol protagonico sin que le pese y a diferencia de quien se autoproclama como su competidor más acérrimo completó otra actuación formidable.
Esta vez sin convertir, el crack rosarino volvió a ser decisivo en el juego, en el que en esta ocasión su influencia se vio representada en la infinidad de decisiones acertadas que tomó y en la claridad y lucidez con la que participó en dos de los tres goles que convirtió su equipo.
Siempre activo, Messi volvió a erigirse en uno de los lideres futbolisticos del cuadro que conduce Pep Guardiola, al que junto a Xavi e Iniesta -de segunda parte extraordinaria- puso a resguardo en el momento de mayor confusión, haciendo pesar su sapiencia y catapultandolo hacia horizontes mucho más placenteros de los que había deparado el inicio tan trepidante del duelo.
Aunque dada la posición de Cesc, quien inició el encuentro jugando de falso nueve, jugó bastante recostado en el sector derecho, Leo se movió con la libertad a las que nos tiene acostumbrados e intercambió posiciones con sus compañeros permanentemente, denotando un entendimiento ya conocido con Cesc y especialmente productivo con Alexis, a quien asistió en el gol del empate tras quitarse a dos hombre de encima.
Igual de estacada fue su actuación en el segundo tiempo, del que formó parte con total justicia luego de que sobre el final de los primeros 45 minutos muchos futbolistas del Madrid hayan pedido su expulsión por un entrada común y corriente sobre Xabi Alonso cuando ya había sido amonestado y en el que hizo pesar nuevamente su gambeta al momento de encarar, participó siempre con tino en cada una de las acciones de su equipo e inició la acción que derivo en el tercer tanto, anotado por su amigo Cesc.
Quedó dicho al comienzo. Existen futbolistas que aunque acostumbren a convertir goles permanentemente, hay veces que no necesitan hacerlo para demostrar su influencia. Messi es uno de ellos y por eso es el mejor del mundo. De sus duelos ante Cristiano Ronaldo ya no debería hablarse más. Por enésima vez, quedó demostrado que no existen equivalencias entre uno y otro.