Después de un año, Lionel Messi volvió a vestir la camiseta albiceleste por los puntos. Todos pensaron que finalmente iba a llegar el tan ansiado día en el cual iba a tener una buena actuación con la Selección en un partido de ese tenor. Encima, el rival, Bolivia, invitaba a que se cumpla ese anhelo del hincha argentino medio. Todo eso fue simplemente un mero pensamiento colectivo. Porque la realidad no fue así. Aunque tampoco fue todo lo contrario. En resúmen, Messi, hombre acostumbrado a los partidos de 7 puntos, jugó para 5.
En el primer tiempo estuvo bastante activo. Es cierto, tiró una vez al arco (aquel disparo en el minuto 32 del primer tiempo que controló mal el arquero boliviano, dejándole el rebote a Cambiasso). Pero se movió bastante. De hecho, usó 11 veces su indescifrable gambeta. Era, con poco (considerando sus habilidades), el mejor de los 11 argentinos. Su actuación daba para un 6.
Pero en el segundo tiempo sucedió lo contrario. Batista traicionó su idea de “ser como el Barcelona” (si es que alguna vez la tuvo realmente), y lo retrasó. Aunque ya antes tuvo que arrancar en su campo para conseguir la pelota. Algún distraído tranquilamente podía haberse preguntado, mientras estaba mirando la tele, si allí estaba dando “Partidazos” o “Fox Sports Clásico”. Porque, realmente, fue el Messi albiceleste de los últimos 4 años: perdido, retraído, no sabía lo que hacía. En pocas palabras, fue un “sapo de otro pozo”.
Igualmente, como durante aquel período de tiempo, la culpa no la tuvo el chancho, sino el que no sólo le dió de comer, sino también eligió sus compañeros de corral. A Leo le faltaron intérpretes, tal como sucedió durante las eras de Basile y de Maradona. Pastore estaba en el banco, y Agüero (quien, al fin y al cabo terminó “sacando las papas -ya de por sí pasadas- del fuego”) recién ingresó en el complemento. Para colmo de males, Banega no estaba en su mejor noche.
Para ello, bien vale citar a su compañero en el Barça Dani Alves: “A Messi le están exigiendo en Argentina que sea el del Barcelona, pero no tiene los mismos compañeros”. Es verdad. Aunque también se pudo haber compensado con que sus 10 compañeros tengan una parte del talento de los jugadores del club catalán. Pero eso nunca corrió.
Lo único que queda es preguntarse qué habría pasado si los que se hubiesen enfrentado a la férrea defensa de Bolivia, que con poco hizo mucho, hubiesen sido Xavi, Iniesta, Pedro y Villa, y no Cambiasso, Banega, Tévez y Lavezzi.
Aparte de ello, Messi habló en conferencia de prensa y dijo esto:
“Nos sorprendieron con un gol de mierda y pudimos empatarlo gracias al Kun (Agüero), pero nos vamos tristes porque no conseguimos el objetivo. Hicimos cosas bien pero tenemos que seguir creciendo y mejorando”.
“Ahora, más que nunca, tranquilidad. Si bien no es lo que esperábamos, no nos podemos volver locos. Hay que ganar los dos partidos que nos quedan”.