Revista Arte

Método PEACE

Por Lasnuevemusas @semanario9musas

En muchas ocasiones, las personas acuden al psicólogo sin tener un trastorno, sino un malestar.

Los trastornos son crónicos y necesitan ser tratados con terapia científica, pero los malestares suelen ser problemas personales y dilemas morales que, tal vez, pueden ser tratables con reflexión, método y replanteamiento crítico. Para eso la filosofía puede aportar ayuda.

Lou Marinoff desarrolló un método para tratar malestares derivado de los métodos y sistemas filosóficos. Es el método PEACE: Problema, Emoción, Análisis, Contemplación y Equilibrio.

El primer paso es identificar el problema, saber qué es exactamente lo que nos está perjudicando. A continuación hay que hacer acopio de las emociones que provocan el problema: contarlas, experimentarlas, observarlas, identificarlas o ver cuál es su causa y canalizarlas de forma constructiva. El tercer paso es el análisis, se pregunta por las causas del problema y sus posibles soluciones. Se enumera y se examina las opciones que se disponen para resolver el problema.

La solución ideal sería la que normalizara tanto los aspectos externos (el problema) como los internos (las emociones que ha despertado el problema), pero la solución ideal no siempre está al alcance.

Los tres pasos descritos son utilizados por la psicología de una forma rigurosa y científica. La aportación que da la filosofía son los siguientes pasos. En la cuarta etapa, se da un paso atrás, se procura buscar y conseguir una mayor perspectiva, y se contempla la situación desde varios puntos de vista para tener una interpretación global o de conjunto de la situación. Las categorías de las etapas anteriores son revisadas y se tiene que trabajar para integrarlas en una explicación que las abarque a todas e integre una explicación unificada.

Hay que cultivar una visión unificada de la situación en conjunto: el problema tal como se presenta, su reacción emocional y las opciones que ha analizado al respecto.

En este punto, hay que considerar los métodos, sistemas y enfoques filosóficos para abordar la situación que le afecta en su globalidad (p.e. el budismo y el estoicismo pueden ayudarnos a no angustiarnos por no conseguir lo que queremos conseguir al explicar que la causa verdadera del sufrimiento es apegarse a lo que no depende de nosotros y que no nos define como humanos realmente).

Los distintos sistemas filosóficos ofrecen interpretaciones diferentes de la situación así como da prescripciones divergentes de lo que hay que hacer al respecto, cuando las hay. Hay que adoptar, mediante la contemplación, una postura filosófica que, al mismo tiempo, se justifique por méritos propios y esté en consonancia con la naturaleza de su persona.

Hay que replantear los conceptos manejados para interpretar la realidad y ordenarlos adecuadamente para re-interpretar de forma mejor, encontrar posibles soluciones desde otro planteamiento o darse cuenta que algunos problemas son falsos problemas porque pueden ser re-interpretados de otra forma y que sea positiva (p.e. una traba o una dificultad en nuestra vida puede ser un reto que, si se afronta, puede ayudar a madurar o, al menos, a aprender algo).

Después de enunciar el problema, expresar las emociones, analizar opciones y contemplar la situación desde una perspectiva filosófica, se alcanza el equilibrio. Se entenderá la esencia del problema y se estará preparado para emprender actos adecuados y justificables.

La persona se sentirá equilibrada y dispuesta a afrontar los inevitables cambios que le esperan.

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