Metro en Shanghai

Con 8 líneas tiene conexión con los dos aeropuertos y moverte por él es muy sencillo. Primero vas a la máquina de billetes, aprietas el botón grande y rosa que pone “English”, señalas la línea a la que quieres ir, señalas la parada en la que te quieres bajar, pones ¥3 (40cts de euro) en la ranura y coges tu tarjeta de billete simple. Si te atreves en Chino el resultado es el mismo y no te dan una medalla pero te llevas el orgullo contigo. Hay tarjetas de recarga pero no he descubierto cómo funcionaban y mi albergue está muy céntrico como para preocuparme demasiado.

Con tu tarjeta saludas a los dos seguratas de la puerta que amablemente te indican que te saques la mochila y cualquier bolsa grande y la pases por el escáner. Efectivamente, tooooodas las paradas en las que me he subido o bajado tenían a dos seguratas con un escáner. Finalmente muestras la tarjeta a la máquina y pasas por la barrera. Para saber la vía sólo tienes que saber el nombre de la parada siguiente en esa dirección y dirigirte hacía donde pone el nombre. Los carteles están en chino y pinyin (la romanización de los caracteres) así que es fácil. Una vez en tu plataforma ponte en la puerta y espera al tren junto con el resto de la gente. Verás que hay unos muñecos muy graciosos en vinilo que dicen algo así como “Por favor dejen salir antes de… Que te apartes, joder!” O algo así escuchas en chino por detrás tuyo. Luego aprendes que eso es peor que el tren de la uni donde tenías que salir con los codos por delante. Aquí lo importante es subir, lo de bajar en tu parada sólo pasa cuando tienes suerte y se parece mucho a jugar a la lotería, siempre le toca al vecino

En algunas estaciones he visto a un empleado con una bandera para avisar al conductor cuando puede salir o vigilando que nadie se quede atrapado con las puertas. Y todas las paradas tenían barreras anti accidentes.

Una vez dentro del vagón y si estás absorta mirando el túnel no grites de terror si una cara aparece en la oscuridad. En algunos túneles hay imágenes iluminadas que con el movimiento del tren resultan en un pequeño anuncio. En uno de mis trayectos de metro coincidí con un bebé, una chica (¿madre?), un señor (¿padre?) y junto a ellos cinco espontáneas que opinaban sobre el gorro, la temperatura de la leche y mil cosas que no puede deducir. Otras tantas mujeres se sumaban a la comitiva mientras yo me bajaba en mi estación. Deduzco que lo de criar a un niño no es sólo responsabilidad de los padres sino de toda la sociedad.

Si está lleno sentarte puede ser toda una partida de ajedrez en el que cada movimiento y tu inexperiencia juega en tu contra. Si tienes la suerte de poder colocarte frente a alguien que se va a levantar tienes que adelantarte a sus movimientos y, como buena portera de fútbol, descubrir porque lado va a salir la pelota digoo la persona. Entonces ponerte en el lado contrario, bloquear a todos los oponentes y, si la persona que está sentada al lado no te quita el sitio para que se siente su amigo, sentarte casi encima de la persona que se levanta. Cuando te sientes y mires a tu alrededor verás la cara impresionada del resto de pasajeros que te empiezan a considerar algo más que el turista medio.

Ahora toca salir. Lo primero es encomendarte a un ser superior, puede ser dios o la hormiga atómica. Lo importante es tener las espaldas bien guardadas. Tienes que pedir que se baje mucha gente, para dejarte llevar con la marea o que seas capaz de acercarte lo suficiente al centro de la puerta para salir antes que la marea de gente entre hacia ti, el resto es pura suerte. ¡Ánimo and may the odds be ever in your favor!

Luego sigue a la marea de gente que va hacia la salida entre las flechas que la indican, deja que la máquina succione la prueba de que has hecho el trayecto y respira la libertad.

“muy divertido subir y bajar del metro”
pero….para los que no sabemos ingles, podías traducirnos las frases, pues solo lo “adivinamos” o creemos adivinar lo que pone

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