Mi bolso

Por Hogaradas
Es la primera vez en mi vida que me roban el bolso. Quienes me conocen saben que mis bolsos siempre han sido seres independientes, danzando de aquí para allá libremente, sin que yo les prestara especial atención. Jamás hasta hace dos días habían sido objeto de ningún tipo de incidente. Ellos, además de acompańarme, se han encargado de librarse de intrusos interesados en perturbar su intimidad. Pero sucedió, y hace dos días mi bolso desapareció como por arte de magia, y con él una pequeńa parte de mi intimidad, esa que solamente me pertenecía a mí y que por desgracia alguien ha invadido sin permiso, a la brava.
Pero la rabia y la impotencia de no poder hacer nada para recuperarlo se fueron cuando alguien me habló de una pérdida mucho mayor, y de la poca importancia que desde aquel momento habían tenido las cosas materiales.
Y es cierto, hoy he sacado una nueva cartera, la cual llenaré mańana con todas las cosas que volverán a ser parte de mí, las que viajarán conmigo siempre, y a ella se sumarán unas nuevas gafas de sol con su funda, una pequeńa agenda, un bolígrafo semejante al que se fue, un nuevo móvil…, y así una tras otra todas esas pequeńas cosas que han desaparecido. Algunas son irremplazables, como la pequeńa piedra que solamente podían tocar mis manos, aquel pequeńo pedazo del Cristo que acompańa a mi madre desde hace ańos, o el pańuelo empapado del olor de mis queridos Mártires, pero con todo y con eso nada me falta, nada más que todo lo material que es reemplazable, el resto, afortunadamente está como antes de irme, mis afectos, mis amores, mis razones de vivir, mi vida entera.
Mi bolso no era ninguna perita en dulce para ningún amante de lo ajeno, lo juro, pero se ve que no estuve en el punto de mira de ningún profesional, sino de un pequeńo principiante al que cualquier cosa ajena le venía bien. A él me dirijo por si pudiera leerme, y le recomiendo que haga mi tarta de manzana, la que viene bien detallada en mi pequeńa libreta cargada mayormente de recetas, porque verdaderamente merece la pena hacerla y degustarla. Ojalá que le aproveche.