Hace unos meses presenté el diario de la gratitud, esta colección de bendiciones diarias que ayuda a concentrarse en lo positivo del día a día. Una mariposa que se posa frente a tu ventana, el conductor de metro que esperó los 10 segundos necesarios para que pudieras saltar de la escalera al interior del vagón, un abrazo inesperado cuando más lo necesitas: son pequeños recuerdos que pueden devolverte la fe en la vida cuando todo parece gris. En el diario de gratitud lo puedes anotar día a día para crear el hábito de notar lo positivo en lo que te rodea.
Y después hay estos días en que el problema no es el mundo: el problema eres tú. Sabes que nunca conseguirás tus objetivos, que no tienes suficiente experiencia, que deberías haber estudiado ingeniería o informática, que no eres lo suficiente atractiva y que además la gente se aburre cuando empiezas a hablar. Son esos días en los que te das por vencida antes de empezar la carrera.
Los ahorros para tiempos de crisis
Cualquier planificación financiera incluye un plan de ahorro para urgencias inesperadas. De esta forma la revisión de la moto y la avería de la lavadora no tendrán una repercusión sobre tu afiliación al gimnasio o tu cesta de la compra semanal. De la misma forma es posible tener una “cuenta de ahorro” para momentos de crisis personal. Con algo de tiempo puedes construirte un cojín de seguridad para evitar que las circunstancias externas te impacten de forma tan negativa que te impidan salir adelante. Y lo mejor (y a diferencia que en las finanzas): es posible hacerlo de forma retroactiva.
Lo único que necesitas es papel y lápiz. A pesar de que se puede hacer también en formato virtual, tengo la impresión que a día de hoy la palabra escrita en papel sigue siendo más poderosa. Lo más apropiado es un cuaderno de ahorros, ya que se trata de eso: anotar los activos que tienes. No los activos en dinero o bienes, sino los activos en habilidades y éxitos.
Una vez a la semana, haz una revisión mental de lo que has conseguido esta semana para anotarlo en tu cuenta de ahorros de éxito. Puede ser de lo más diverso. Lo importante es que sean éxitos que has conseguido gracias a ti mismo o en los que tú has influido de forma significativa:
- Por primera vez corrí 10 km sin pausa.
- Invité a [persona importante de tu sector] a un café y lo aceptó! Nos veremos este jueves.
- El equipo ha podido entregar el proyecto [nombre] dos días antes de la fecha prevista.
- He superado con éxito la prueba de [curso].
No importa la “importancia externa” del evento. Lo que sí importa es que tu te hayas sentido satisfecha al conseguirlo. Tampoco hace falta añadir cada semana 10 éxitos. Es más que suficiente que cada semana tengas algo que haya hecho que te sientas realmente bien.
Acuérdate en los buenos momentos
La próxima vez que te sientas sin fuerzas y desanimada, revisa tu cuenta de ahorros de éxito. Mira todo lo que has conseguido en las últimas semanas, meses o años. Si hace falta, añade otros eventos que te inspiraron. Recuerda que eres una persona fuerte y valiente y que ya has conseguido retos mucho más difíciles en el pasado. Recuerda lo bien que te sentiste cuando superaste la primera competición de tu deporte favorito. Evoca la sensación que tuviste cuando tu hijo pasó un examen difícil porque tu supiste explicarle bien cómo funcionan los algoritmos. Piensa en lo bien que te sentiste cuando te confiaron la responsabilidad por aquél proyecto.
Y ahora: ¡adelante! Con todo lo que has conseguido en el pasado, sé que podrás conseguir lo que quieras.
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Imagen: Images_of_Money / flickr