Cuando decidí, hace ya unos cuatro años, ponerme en serio con la tarea de perder peso lo hice con la fuerte determinación de que sería la última dieta que haría en mi vida. Después de varios intentos fallidos donde lo perdido me era devuelto más tarde con intereses en forma de michelín, me negaba a volver a pasar por lo mismo y es que si habéis hecho alguna vez dieta y, como a mi os gusta comer, el esfuerzo y el sacrificio que se hace es inmenso.
Veinticinco kilos me sobraban - he llegado a pesar ochenta y tres - y ahí estaba yo, dispuesta a deshacerme de todos ellos para siempre. De repente un día, y como de una señal se tratara, apareció ante mis ojos el famoso libro del Método Dukan. Bajo el título "No consigo adelgazar" seguido de la frase "el método para perder peso sin recuperarlo" consiguió llamar mi atención por completo. Antes de hacerme con él y pagar los 13 € que cuesta - o costaba -, busqué toda la información que me fue posible en Internet y mi sorpresa fue mayúscula cuando vi el furor que la dieta estaba causando. Se crearon multitud de foros de apoyo entre los seguidores de la dieta donde los testimonios de pérdidas de peso con éxito eran impresionantes además de blogs dedicados por entero a publicar recetas y consejos aptos para su seguimiento. Casi decidida a hacerla al 100 % me faltaba un último paso: consultar con mi médico de cabecera. En cuanto le expliqué en que consistía la dieta me comentó que no había inconveniente siempre y cuando cumpliera con dos premisas: beber dos litros de agua diarios - las dietas de proteínas generan demasiadas toxinas lo que hace trabajar un poco más a nuestros riñones - y que no la alargara demasiado en el tiempo e incluso me mandó unos análisis para comprobar que todo estaba en orden y no había problema en iniciarla.
No voy a entrar en que consiste esta dieta, sólo quiero contaros mi experiencia con ella y que tengáis una opinión más, ni la recomiendo ni la dejo de recomendar. Durante cuatro meses y siguiendo las directrices del libro estuve con las fases uno y dos de la dieta, en las cuales perdí unos dieciocho kilos. Quizá os parezca mucho, y lo es, pero al complementarla con deporte la pérdida de peso fue mayor de lo esperado. Tuve suerte porque la soporté muy bien durante todo ese tiempo gracias a la variedad de recetas que encontré - a día de hoy todavía hago algunas de ellas sobretodo postres - y que hicieron que fuera la menos monótona de cuantas he seguido - y han sido unas cuantas-. Recuerdo un reportaje de televisión dedicado a esta dieta en el que algunas personas contaban que los dolores musculares o de cabeza eran constantes, además de sufrir otro tipo de trastornos como pérdida de la menstruación. A mi no me ha pasado nada de esto y los análisis que me hacía cada mes eran más que satisfactorios, incluso mejoraron mis niveles de colesterol. Faltando siete kilos para conseguir llegar a los veinticinco decidí pasar a la tercera fase que consiste en consolidar el peso perdido y no caer en el temido "efecto rebote". Se supone que en ella no se debe ni recuperar ni perder más peso pero en mi caso llegué a perder los siete kilos que me faltaban por lo que tuve que acortar esta fase y empezar a llevar una dieta normal.
Si bien es cierto que es una manera efectiva de perder peso y que como método me ha enseñado a modificar mis hábitos alimenticios y a comer de manera racional y equilibrada, no creo que sea la dieta definitiva. Para mi fue la solución más rápida a un problema de sobrepeso que me tenía preocupada, ya no sólo por el aspecto físico - ¿a quién no le gusta verse bien? - sino por una cuestión de salud. Me dolían los tobillos, las rodillas, las lumbalgias eran demasiado frecuentes en el tiempo y esa pérdida de peso era completamente necesaria.
Conclusión, llevar una dieta sana y variada además de mantenernos activos físicamente es la mejor manera de llegar a nuestro peso ideal. ¿Qué necesitamos? Mucha paciencia y no cejar en nuestro empeño ya que los resultados tardan en llegar pero si somos constantes siempre tendremos nuestra recompensa. Y siempre consultar con el médico de cabecera. Mi experiencia me dice que no es necesario gastarse el dinero en consultas, ni en suplementos alimenticios que prometen cinco kilos menos en una semana. Este tipo de afirmaciones no son más que mentiras absurdas, no se pierde grasa, solo agua que recuperaremos en cuanto volvamos a la normalidad de nuestra alimentación.
¿Algun@ de vosotros ha hecho esta dieta o alguna parecida? ¿Habéis conseguido que sus resultados perdurasen en el tiempo? ¿Creéis en las dietas milagro?
Para más información puedes consultar mi perfil de Google+ de Blanca Cabrerizo o contactar conmigo en [email protected]
Veinticinco kilos me sobraban - he llegado a pesar ochenta y tres - y ahí estaba yo, dispuesta a deshacerme de todos ellos para siempre. De repente un día, y como de una señal se tratara, apareció ante mis ojos el famoso libro del Método Dukan. Bajo el título "No consigo adelgazar" seguido de la frase "el método para perder peso sin recuperarlo" consiguió llamar mi atención por completo. Antes de hacerme con él y pagar los 13 € que cuesta - o costaba -, busqué toda la información que me fue posible en Internet y mi sorpresa fue mayúscula cuando vi el furor que la dieta estaba causando. Se crearon multitud de foros de apoyo entre los seguidores de la dieta donde los testimonios de pérdidas de peso con éxito eran impresionantes además de blogs dedicados por entero a publicar recetas y consejos aptos para su seguimiento. Casi decidida a hacerla al 100 % me faltaba un último paso: consultar con mi médico de cabecera. En cuanto le expliqué en que consistía la dieta me comentó que no había inconveniente siempre y cuando cumpliera con dos premisas: beber dos litros de agua diarios - las dietas de proteínas generan demasiadas toxinas lo que hace trabajar un poco más a nuestros riñones - y que no la alargara demasiado en el tiempo e incluso me mandó unos análisis para comprobar que todo estaba en orden y no había problema en iniciarla.
No voy a entrar en que consiste esta dieta, sólo quiero contaros mi experiencia con ella y que tengáis una opinión más, ni la recomiendo ni la dejo de recomendar. Durante cuatro meses y siguiendo las directrices del libro estuve con las fases uno y dos de la dieta, en las cuales perdí unos dieciocho kilos. Quizá os parezca mucho, y lo es, pero al complementarla con deporte la pérdida de peso fue mayor de lo esperado. Tuve suerte porque la soporté muy bien durante todo ese tiempo gracias a la variedad de recetas que encontré - a día de hoy todavía hago algunas de ellas sobretodo postres - y que hicieron que fuera la menos monótona de cuantas he seguido - y han sido unas cuantas-. Recuerdo un reportaje de televisión dedicado a esta dieta en el que algunas personas contaban que los dolores musculares o de cabeza eran constantes, además de sufrir otro tipo de trastornos como pérdida de la menstruación. A mi no me ha pasado nada de esto y los análisis que me hacía cada mes eran más que satisfactorios, incluso mejoraron mis niveles de colesterol. Faltando siete kilos para conseguir llegar a los veinticinco decidí pasar a la tercera fase que consiste en consolidar el peso perdido y no caer en el temido "efecto rebote". Se supone que en ella no se debe ni recuperar ni perder más peso pero en mi caso llegué a perder los siete kilos que me faltaban por lo que tuve que acortar esta fase y empezar a llevar una dieta normal.
Si bien es cierto que es una manera efectiva de perder peso y que como método me ha enseñado a modificar mis hábitos alimenticios y a comer de manera racional y equilibrada, no creo que sea la dieta definitiva. Para mi fue la solución más rápida a un problema de sobrepeso que me tenía preocupada, ya no sólo por el aspecto físico - ¿a quién no le gusta verse bien? - sino por una cuestión de salud. Me dolían los tobillos, las rodillas, las lumbalgias eran demasiado frecuentes en el tiempo y esa pérdida de peso era completamente necesaria.
Fuente
Estoy convencida de que llevar una vida sana y equilibrada con algún capricho que me permito de vez en cuando, compensando al día siguiente si he cometido algún exceso y donde el deporte ocupa una parte muy importante de mi tiempo de ocio, es lo que me ha ayudado a mantenerme en el peso conseguido. Soy una persona con tendencia a engordar y siempre lo seré por lo que no tengo más remedio que extremar la precaución. Si después de haber realizado esta dieta con el correspondiente esfuerzo que supone hubiera vuelto a las andadas, habría recuperado todo el peso perdido.Conclusión, llevar una dieta sana y variada además de mantenernos activos físicamente es la mejor manera de llegar a nuestro peso ideal. ¿Qué necesitamos? Mucha paciencia y no cejar en nuestro empeño ya que los resultados tardan en llegar pero si somos constantes siempre tendremos nuestra recompensa. Y siempre consultar con el médico de cabecera. Mi experiencia me dice que no es necesario gastarse el dinero en consultas, ni en suplementos alimenticios que prometen cinco kilos menos en una semana. Este tipo de afirmaciones no son más que mentiras absurdas, no se pierde grasa, solo agua que recuperaremos en cuanto volvamos a la normalidad de nuestra alimentación.
¿Algun@ de vosotros ha hecho esta dieta o alguna parecida? ¿Habéis conseguido que sus resultados perdurasen en el tiempo? ¿Creéis en las dietas milagro?
Para más información puedes consultar mi perfil de Google+ de Blanca Cabrerizo o contactar conmigo en [email protected]