Mi experiencia en #CyACartuja

Un profesor entró en su aula para a comenzar su clase. Sus alumnos pronto abrieron sus libros y sus cuadernos dispuestos a copiar todo aquello que el profesor escribiera en su pizarra. Pronto llegarían los exámenes y aquellos alumnos se preparaban para memorizar fotográficamente cada párrafo de sus libros.

No muy lejos de allí, en una modesto instituto de Granada, otro profesor entró en su aula para comenzar su clase. Sus alumnos encendieron sus portátiles y móviles y abrieron sus mentes dispuestos a aprender de la mano de profesionales. No tenían exámenes, porque el único examen que les esperaban era aquel que la vida les tendría preparados para su futuro laboral.

El primer profesor les daba la comida masticada a sus alumnos y estos, cuando tienen que volar del nido, acaban perdidos por no saber valerse por ellos mismos. El segundo profesor en cambio, les da a sus alumnos las herramientas para que ellos busquen su talento interior y sepan construirse su futuro con sus propias manos.

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Muchos le llaman osado, arriesgado o lo tachan de salirse fuera de lo tradicional. Pero este segundo profesor siempre entra en sus aulas con la cabeza bien alta y una sonrisa de oreja a oreja sabiendo siempre lo que tiene que hacer.  Se llama José Miguel (@jmalex) y es el impulsor de su método, encabezado por un gran hashtag como es #CyACartuja.

Pero regresemos al principio. Era mediados de septiembre y yo, cinco años después, volvía a pisar de nuevo un aula. Mi tercera aventura en la formación profesional la cual nunca me cansaré de alabar. Aunque esta vez dejé aparcados mis cacharros de química y mis pociones para hacer algo diferente: administración y finanzas.

Llegué con miedo, no lo niego. Miedo a lo desconocido; miedo al no saber si iba a encajar en este nuevo mundo. Miedo… pero también con la ilusión de empezar un nuevo proyecto.

De entre todas las asignaturas que completaban el curriculum del ciclo, hubo una que se destacó por encima de las demás desde el primer día y que se alejaba de lo que yo podía esperar de ella: Comunicación y atención al cliente.

Recuerdo muy bien ese primer día donde yo estaba sentado en el gallinero de la clase, escondido tras el burladero para ver los toros desde la barrera. Pero allí pronto descubrí que no puedes despistarte ni un segundo y en cuestión de días acabé en primera fila.

Ese primer día se presentó Jose Miguel (profesor que curiosamente yo recordaba de haberlo visto un par de veces en mi laboratorio, tutelando a dos de sus alumnos). Fue claro desde el principio y nos expuso su biblia y como quería que trabajásemos en su asignatura. Yo me asusté cuando escuche todo aquellas palabras: Que si teníamos que hacernos un Gmail del instituto; que si iban a pasar casi 50 profesionales; que nos hiciésemos un Telegram , un blog y por supuesto, una cuenta Twitter.  

Quise salir corriendo. Aquello no estaba pensado para mí, que me considero (o me consideraba, mejor dicho) un alérgico a las redes sociales. Pero con paciencia cogí aquel folio que el aseguraba que era la biblia y paso por paso fui adentrándome en su mundo.

Los siguientes días no es que mejorara la situación. Teníamos que presentarnos en clase, ante todos mis compañeros que por entonces eran desconocidos para mí. Y teníamos que hablar durante tres minutos. No llegué ni al minuto y medio y Jose Miguel, cronómetro en mano me dijo que tenia que aprender y mucho a comunicarme correctamente.

En mi vida, una de las piedras que llevó en mi mochila y que pesan mucho es mi timidez. Comunicarme y mas hacerlo de forma oral es un reto que tuve que afrontar en clase. Después de este año he de decir que sigo siendo muy tímido, pero que gracias a Jose Miguel y #CyACartuja pude dar un pequeño paso.

El curso se llenó de retos que fui afrontándolos lo mejor que pude, como fue el crear un video presentándonos y colgarlo en YouTube (hoy me rio de mí mismo al verlo). También fue difícil al principio el crear un blog personal. Un blog que con el paso de los días me gustó tenerlo ya que puedo expresarme a través de él sin tener que usar la comunicación oral.

Y Twitter… me costó mucho arrancarme en él, pero cuando vi que era una herramienta para potenciar mi marca personal y que además podía conocer gente nueva, me cautivó .

Muchas fueron las actividades que debíamos ir cumplimentando para afrontar la asignatura. Actividades de diversa naturaleza como Twitter-chat, videoconferencias, manejo de aplicaciones y redes sociales, hacer videos, escribir entradas de blog, interactuar con otra gente a través de Twitter… Aunque quizá una actividad esté por encima del resto y es la de tener el honor de ser reportero Twittero. Aquí os dejo mi experiencia.

Mi semana como #ReporteroTwittero

Difícil fue adaptarme a mi clase, ya que me costó relacionarme dentro de mi clase, bien sea por mi timidez anteriormente mencionada o que era, en comparación con el resto de mis compañeros, un poco más viejo que ellos. Los había de todos los tipos y clases, lo que hacia un grupo heterogéneo con el que no te podías aburrir. Jose Miguel enseguida nos catalogó como si fuese un experto biólogo. Para él en sus clases había, amebas (los que no solo pasaban el tiempo sin impórtales aprender, solo aprobar), pastores alemanes (No se les veía el pelo por clase), cantaores (igual que los pastores, pero con guitarra incluida) y el resto. Dejo una muestra de ello en la siguiente entrada.

Una historia de amebas, cantaores y pastores alemanes

Pero no todos los grupos iban a ser malos para Jose Miguel, pues también tiene un espacio para los alumnos que si saben sacarle rendimiento a su asignatura y son capaces de captar el mensaje. Es el conocido club del 10 donde como si fuese un hall de la fama o el paseo de las estrellas, van entrando a él los alumnos mas brillantes de cada promoción.  Yo hubiese luchado por entrar en ese club, pero mis pocas fuerzas tuve que repartirlas en otras batallas que me surgieron durante el curso y que lastraron mi rendimiento al final. Aún así, la nota es lo de menos si sales con los bolsillos llenos de conocimientos y herramientas para afrontar el futuro.

Curiosamente el ciclo se dividía en dos grupos, separados en sus respectivas clases (A y B), pero en realidad todos estamos unidos bajo un mismo hashtag, que hacia que ese pasillo que separaba ambas clases fuera invisible. Y en la clase vecina también había grandes personas que, sin hablar mucho físicamente con ellas , si lo hicimos a través de Twitter. Grandes personas como Nieves o Patricia o Ana.

Mis compañeros también son muy grandes, por haber aguantado todo tipo de retos, problemas, fríos, calores, virus y todo lo que se les echara encima. Me llevó un gran recuerdo de ellos, cada uno con nuestras extravagancias que nos hace únicos. Además de compartir la clase con compañero de alto nivel como Aaron, Jesús o Fran.

Pero si hay dos compañeras que me las llevo en el corazón, son sin lugar a dudas Alejandra y Lorena. Ellas fueron las primeras en ofrecerme sus manos y aceptarme como amigo. Desde el día que por primera vez hablaron conmigo, no me dejaron en ningún momento y ahí hemos estado los tres, sentados en la primera fila. Aguantarme a mí no es fácil, pero ellas lo han hecho y a pesar de días con nervios, días en los que estamos estresados, siempre había un ratillo para sonreír y compartir una mandarina.  Es muy difícil encontrar amigos de verdad y demasiado fácil perderlos…

Durante el curso hemos tenido la suerte de tener 43 profesionales que nos han dejado su forma de ver cada parte que conforma nuestro módulo.  43 casos reales de los que aprender, imitar y mejorar para cuando finalicemos el ciclo, podemos afrontar de la mejor forma posible nuestro futuro laboral. Porque como dijo Rayko Lorenzo, allí afuera nos espera una jungla.

Podría hablar mucho acerca de cada uno de estos profesionales a los cuales pocos son los agradecimientos que yo les puedo brindar, pero ya lo hice en estas entradas que os invito a leer para conocerlos a todos un poco mejor.

#CyACartuja episodio I: El comienzo de un nuevo reto

#CyACartuja episodio II: Aprendiendo al ritmo del Rock and roll

#CyACartuja episodio III: ¿Final del trayecto? No. Solo esto solo acaba de empezar…

Pero de estos 43, me quedó con unos pocos de ellos que, gracias a su cercanía y a su disposición por ayudarnos de forma personalizada, han calado hondo en mi corazón y que difícilmente los olvide.  Personas que son ADN de #CyACartuja como son Ylse Roa, Angie, Alberto Gómez y Mónica Cillán. Su implicación con nosotros y con el hashtag es de admiración. Mi agradecimiento a todos los 43  profesionales y a los profesionales no oficiales que han paso por nuestro hashtag para aportar su grano de arena.

Por último, en este post he hablado sobre la asignatura, mis compañeros y sobre los profesionales. No me voy a olvidar de cerrarlo agradeciendo al creador de esta locura. Único en su especie, el Julio Verne de la enseñanza y el cuál nada de esto podría haber sido posible sin su trabajo desmesurado y su intachable pasión y entrega. El padre de esta criatura bautizada #CyACartuja: Jose Miguel Garcia.

A él le debo mucho porque ha apostado por nosotros para que tengamos de todas la herramientas posibles de cara a nuestro futuro. Son muchos los consejos que nos llevamos de él, aunque siempre recordaré lo importante de ser diferente al resto. Porque títulos y currículum hay muchos iguales, pero marca personal solo hay una y debemos de sacarle brillo todos los días.

Terminado el curso, son muchas las cosas que he aprendido sobre comunicación (sobre todo la no verbal), Redes sociales, Marketing y Atención al cliente. Quizá no he sido un alumno brillante, pues hay gigantes que ni Don Quijote pudo vencer, pero todo cuanto he hecho me llena de orgullo. Nunca imagine un año así.

Estas son mis últimas líneas como alumno del mejor hashtag educativo que pueda existir. Después de esto, seguiré muy de cerca a los nuevos alumnos que lo habiten.

Esta ha sido mi experiencia en #CyACartuja. Si tienes miedo a probarla solo te puedo decir que te atrevas a dar un paso, porque merece la pena intentarlo.

¿Te lo vas a perder?