Sabemos que educar a un niño no es tarea fácil y que, probablemente, si eres padre o tienes a algún niño a tu cargo y estás leyendo estos artículos sobre el entrenamiento en contingencias te parezca aún más complicado llevarlo a cabo.
Como todo lo importante, requiere disciplina, paciencia y esfuerzo, pero no es imposible!¡
Hay algunas consideraciones importantes que hemos de tener en cuenta si queremos que las contingencias funcionen.
1) Empecemos por los castigos:
- Cuanto menos castiguemos, mejor
Es más efectivo funcionar con refuerzos que con castigos. Aún así son necesarios para establecer normas y límites, algo que todos los niños necesitan.
- Los castigos deben ser cercanos en el tiempo a la conducta no deseada
Como ya señalamos en el artículo anterior, si castigamos a un niño sin jugar a la consola todo el fin de semana por haberse portado mal el lunes estaremos ignorando que de martes a viernes se portó bien.
- Los castigos no deben alargarse en el tiempo
Si le castigamos sin ordenador durante un mes por sacar malas notas, lo más probable es que llegado cierto momento ya le de igual porque se habrá acostumbrado a estar sin ordenador y alguna otra actividad acabe por cumplir la misma función.
- Los castigos no se quitan
Aunque a veces se nos ablande el corazoncito, no es recomendable levantar un castigo por mucho que te diga que no lo volverá a hacer.
Los niños deben aprender que sus actos tienen consecuencias, y entrenarles en la frustración es uno de los pilares fundamentales para un buen desarrollo.
- No permitas que tu estado de ánimo influya a la hora de castigar
Si estás muy enfadado deja pasar un rato antes de decidir el castigo
Recuerda también que los niños también tienen días malos. Habla siempre con ellos para saber si hay algo que les preocupe y que pueda estar influyendo en su comportamiento.
2) En cuanto a los refuerzos…
- Mejor si no cuestan dinero
Elogios, actividades conjuntas, demostraciones de cariño… Los refuerzos que implican dinero son útiles en muchas circunstancias, pero es importante saberlos manejar pues, a la larga, pueden llegar a ser contraproducentes.
- Los refuerzos también deben ser cercanos en el tiempo a la conducta que queremos replicar.
Han de que ser coherentes y proporcionados, teniendo siempre en cuenta factores como el nivel de esfuerzo que la conducta ha podido suponer para el niño.
- Cumple tus promesas
Si le dices a tu hijo que le vas a premiar con algo y finalmente no lo haces, no confiará ni en ti ni en lo necesario que es hacer las cosas del modo que hemos tratado de enseñarle.
La entrada “Mi hijo no me hace caso” Educar en contingencias III: Cómo usar refuerzos y castigos se publicó primero en Centro de Psicología Psiconet.