Revista Cultura y Ocio

Mi iglesia (en el nombre del padre, de la madre y el plato que tengo en la mesa)

Por Agora

Padre mío, que trabajas horas y horas

para que no nos falte de nada,

santificado seas, hombre enfermo de amor,

señor del reino de los humildes,

haz tuya la voluntad con esas manos

víctimas de sabañones, quemaduras y cortes,

perdona a Dios por ser tan blasfemo

y a los desgraciados que no merecen

ni unas miserables migajas de compasión,

no me dejes sola en este agrietado camino,

cercado con alambres de espinos,

y libérame de la "poesía" de profetas impostores,

..................................................................................amén.

Patricia Moya


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