Revista Coaching

¿MI JEFE? el papel.

Por Formación Y Control @FyControl

¿MI JEFE? el papel.

Nos presentamos a un trabajo de siete mil euros. El pliego de condiciones que debemos cumplimentar lleva quince páginas. El 90% de las cuestiones planteadas, irrelevantes, sin sentido o que no aportan nada. Aunque miento. Si aportan mucho, le dan contenido a un puesto de trabajo. Puesto que frena tanto, que seguramente impide que se creen tres o cuatro productivos.

Nos presentamos a otra oferta. Siempre hablo de Empresa Privada. El pliego nos pide que realicemos (cito literalmente) “nuestra mejor oferta”. Se refiere a Euros, específicamente. Y luego advierte: “entre las seleccionadas se abrirá una ronda de Negociación”. Es decir, que si presentamos nuestra mejor oferta, después nos retiramos o perdemos dinero ¿no?.

Uno de nuestros clientes presenta un Proyecto de desarrollo de un nuevo producto a un Organismo Público, pidiendo una subvención a las que la legislación le da derecho. La cantidad máxima que pueden lograr es de 39.000 euros. El “quien sea” de turno le rechaza la petición alegando que en la memoria (170 páginas descriptivas) falta una investigación ¡a nivel mundial! del mercado para ese producto, con una comparativa con la competencia existente y una predicción de ventas para los próximos cinco años. Que un estudio así seriamente realizado puede costar… ¿un millón de euros? y que además no sirve para nada, eso no es algo  entendible para el administrativo de turno. Es un requerimiento, y debe ser cumplido si se quiere seguir adelante.

Me cuenta un buen amigo. A su familia le gustan muchos los caballos. Y como son varios hermanos, tienen cinco en una finca perdida en un monte, que da para poco más. Mira por donde a una yegua le nace un potrillo. Van a registrarlo y les indican que no es posible. Resulta que más de cinco caballos es “Explotación de cría caballar”. Y eso implica una serie de estudios varios que llevan meses realizar a coste de miles de euros. Resultante, o matan al animal, o se ven forzados a la ilegalidad. Otro ganadero me señala que cada vez que le nace un vacuno tiene tres días para registrarlo. Ir al organismo pertinente le cuesta dos horas de coche, más toda la gestión, y a veces encontrar que la persona que debe atenderle “no está”, porque ya se sabe “andamos muy faltos de personal”, aunque a varios de ese personal se los haya tropezado en el bar de la esquina conciliando café y trabajo. Es un trámite exclusivamente burocrático que podría resolverse por Internet en cinco minutos. Resultado, su ganado tiende a nacer en tandas de tres o cuatro, ya se sabe, vacas sincronizadas.

Temo que en este país faltan puestos productivos. Y necesitamos ocupar a la gente. Resultado, hemos creado miles de puestos redundantes e innecesarios. Que en buena lógica (pues cada cual busca su supervivencia)  se han ido llenando de contenido. Asfixiante. No es ya lo nada que aportan. Es lo mucho que frenan y restan. Pues al final tenemos a ¿la mitad? del país trabajando para las cosas, y la otra mitad trabajando para los papeles.

¿Mi jefe?. Los papeles.

Aunque los papeles…no crean riqueza.


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