En el último post os contaba cómo es el proceso para diagnosticar una enfermedad de Alzheimer. Hoy me gustaría contaros qué hacer cuando ya nos han dado el diagnóstico, ¿por dónde empezar?
Son muchas las dudas que surgen cuando nos dicen que nuestra madre o nuestro padre tiene Alzheimer. Lo más importante es atender a las recomendaciones médicas indicadas en el informe del neurólogo. Por regla general, ahí vendrán especificados los tratamientos que debemos poner en marcha.
1. Dieta sanaAunque probablemente el enfermo ya sigue esta pauta, ahora debemos aplicarlo más "a raja tabla". La dieta alimenticia debe ser rica en vitaminas y minerales, así como baja en grasas. La dieta más recomendada será la de tipo mediterráneo.
2. Ejercicio físico La actividad física es otro de los componentes de este tratamiento. Principalmente, aquella que sea de tipo aeróbico. Su importancia radica en la mayor oxigenación del cerebro, pues al incrementarse la circulación sanguínea, hacemos que las neuronas reciban más oxígeno y, por tanto, mayor "alimento" para su mejor funcionamiento.
3. Estimulación cognitivaProbablemente hoy en día todos los neurólogos estén al corriente de la necesidad de poner en marcha tratamientos de estimulación cognitiva, tanto preventiva como de tratamiento a la hora de abordar una enfermedad neurodegenerativa como el Alzheimer.Se trata de una actividad que va más allá de hacer manualidades o crucigramas. Consiste en realizar actividades específicamente diseñadas por un psicólogo para cada caso particular, en función de las funciones cognitivas que necesite trabajar.
4. MedicaciónOtro de los componentes del tratamiento será la medicación, específicamente establecida según las características del caso particular.
Si pero, ¿a dónde voy para que me aconsejen? ¿de qué recursos dispongo?
Todas las dudas del mundo surgen cuando nos encontramos ante este diagnóstico. Es un mundo, por lo general, desconocido para la familia y no sabemos por dónde tirar. Mi recomendación siempre es acudir al trabajador o trabajadora social de zona, para que nos pueda orientar debidamente de los recursos disponibles en el entorno.Y para mi, ¿qué?
Los tratamientos indicados están destinados específicamente a la persona que ha sido diagnosticada de Alzheimer. Sin embargo, no debemos olvidarnos de la familia.Los familiares de la persona enferma necesitan ayuda, orientación y apoyo, principalmente en tres aspectos:
1. Orientación sobre la enfermedadEl Alzheimer suele ser una enfermedad muy desconocida para todo aquel que no está en contacto profesionalmente con ella o que no la ha vivido en otro familiar. Por eso, es importante que un psicogerontólogo, experto en envejecimiento y demencias, pueda orientarles sobre las características de la enfermedad, posible evolución, etc.
2. Apoyo emocionalLa familia necesitará apoyo emocional para encajar el diagnóstico, lo que conlleva y toda la evolución de la enfermedad. Que te digan que tu madre o tu padre tiene Alzheimer supone iniciar, en la mayor parte de los casos, un proceso de duelo. Y es que es un duelo por la pérdida de la persona querida, pues poco a poco dejará de ser ella misma, aunque el proceso se pueda extender una o dos décadas.
3. Pautas de actuaciónFinalmente, la familia también necesitará saber cómo manejar las situaciones que se puedan dar en casa con la persona enferma. Generalmente, tienen relación con posibles alteraciones conductuales que pueda presentar la persona a causa del Alzheimer, o malentendidos a raíz de los déficits cognitivos. Es importante que la familia sepa qué hacer, cómo actuar para prevenir y suavizar estas situaciones. Además, la familia también necesitará conocer pautas para prevenir su propia sobrecarga, como consecuencia del cuidado (buscar espacios de ocio y tiempo libre, compartir los cuidados, etc.).