Título original:
Another me
Año:
2013
Fecha de estreno:
27 de junio de 2014
Duración:
86 min
País:
Reino Unido
Director:
Isabel Coixet
Reparto:
Sophie Turner, Claire Forlani, Jonathan Rhys Meyers, Rhys Ifans, Ivana Baquero,Geraldine Chaplin, Gregg Sulkin, Leonor Watling
Distribuidora:
Hispano Foxfilm
No son pocas las voces que claman que Isabel Coixet va a llegar al segundo lustro de fracasos cinematográficos, exactamente desde que dirigiera La vida secreta de las palabras (2005). No les falta razón: Mapa de los sonidos de Tokio (2009) y Ayer no termina nunca (2013) han sido, entre otros, dos desastres en la filmografía de una de nuestras cineastas más internacionales, que desde que empezara su carrera en el mundo del cine ha ido sembrando elogios y odios a partes iguales. El cine de Coixet se emplaza en esa categoría de cosas que amas u odias. No hay término medio, igual que, al parecer, tampoco lo hay para Coixet.
Mi otro yo se desentiende totalmente de la tradición del cine de la directora catalana, siendo esta su primera incursión en el cine de género, concretamente el de terror o, más bien, del thriller psicológico. Aún así, esta definición sigue siendo demasiado general: estamos ante un thriller psicológico enfocado a un público adolescente. Y, en mi opinión, no ha sido buena idea. Sophie Turner (más que conocida por su papel en Juego de Tronos) encarna a una muchacha en plena pubertad que disfruta de una vida feliz y más que normal. Hasta que un día, sin previo aviso, todo cambia: Fay (la protagonista) tiene un doble, una especie de alter ego que la persigue y que, además, parece querer suplantarla.
Como decía, Mi otro yo podría definirse, definitivamente, como una mala idea. Coixet cae en el cliché continuo, tan inevitable en este tipo de cintas como también facilón y aburrido. Subidas de volumen premonitorias, reflejos fantasmales en los espejos... Es cierto que este tipo de cine sigue unas ciertas pautas que lo hacen ser lo que es, pero también es cierto que caer en todos y cada uno de los estándares del género convierten cualquier película en simple mediocridad.
En cuanto a la historia, esta cuenta varias subtramas que realmente no aportan mayor valor a la narración principal más allá del contexto: dramas familiares y personales que, junto a ese recién aparecido doble, no son más que las turbulencias típicas del paso por la adolescencia, del camino a la madurez: del miedo a lo que fuimos y de la incertidumbre hacia lo que podremos ser.
En todo caso, no se puede no romper una lanza a favor de Coixet y reconocer que Mi otro yo tiene un plano técnico intachable, saltando a la vista una realización esmerada y planificada. Lo peor es que, aún así, esta película la podría haber dirigido cualquier otro director habituado a estos estándares. Quizá este sea el otro yo de Coixet, aquel que todos en algún momento dejamos ver y, una vez más, sería mejor haber dejado en el olvido. Tal y como lo hará esta película.
4/10