Revista Cine

Mi padre nunca venía a ver mis partidos de béisbol

Publicado el 17 diciembre 2015 por Anionce

Me gusta tanto el cine y tal es su poder que hace años consiguió lo inimaginable: que me interesaran las historias sobre deporte. Mientras en la vida real prefiero pasar la mayor parte de mis días medio acostada en la cama o el sofá, en las películas me atraen las historias sobre gente a la que le gusta hacer ejercicio y moverse en general.

Las pelis de deportes son la cima definitiva de los clichés cinéfilos: estas películas nos hablan sobre el esfuerzo y la superación, sobre el trabajo en equipo, la seguridad en uno mismo y la perseverancia. Sobre la importancia de aceptar las derrotas como lección de aprendizaje y disfrutar de las victorias humildemente. Sobre la amistad, el amor, sobre la vida. (Discurso propio de película de deportes).

He aquí mis momentos favoritos en películas de deportes:
Mi padre nunca venía a ver mis partidos de béisbol

El entrenador que no es solo entrenador sino también padre, guía espiritual, profesor, psicólogo, amigo y mentor.

-Mike, últimamente te veo disperso. No estarás metiéndote en problemas, ¿verdad? Has faltado a las tres últimas sesiones de entrenamiento y me tienes preocupado. Sabes que siempre puedes acudir a mí. Te ayudaré como pueda, haré todo lo que esté en mis manos. Juntos lo solucionaremos, sea lo que sea.
-Entrenador Johnson, la verdad es que sí hay algo. Verá, estoy enamorado de su hija.
-Maldito hijo de puta, ¿cómo has podido? ¡Te he tratado como si fueras mi propio hijo! Has estado en mi casa, has conocido a mi mujer, maldita sea. Te he invitado a la barbacoa semanal, incluso convencí a tu padre alcohólico para que viniera a verte a los partidos. ¿Y así me lo pagas? Lárgate de aquí, no quiero volver a verte nunca más.
-Pero entrenador...
-Tus días como quarterback han terminado.

Un grupo de chicos problemáticos deja de lado sus diferencias y se une en pro de un objetivo en común: ganar la final de baloncesto que se celebra en el gran estado de Kentucky. En el vestuario, antes del partido, se produce el momento de la verdad.

- Peter, siento haber dicho que eras un engreído incompetente. Estaba equivocado.
- No pasa nada, Tom. Yo siento haber sido un cretino solo porque eres afroamericano y me robaste la novia y el puesto de capitán del equipo.
- Eres mi mejor amigo, ¿me oyes? Para siempre. ¡Y ahora, vamos a enseñarles a esos engreídos de Newport quiénes somos!
-¿!¿!¿¿!¿Y quiénes somos??!?!??!
-¡¡¡¡¡Los Buffalos de Pleasant Hill!!!! ¡¡¡¡A ganar!!!!

Jimmy no da lo mejor de sí mismo porque su padre todavía no ha hecho acto de presencia en el partido. Nervioso, no deja de mirar hacia las gradas, pero no, él no está. Tan solo divisa a su madre, que le sonríe tímidamente, preocupada por la decepción de su hijo pequeño y maldiciendo en silencio a su marido adicto al trabajo. Pero entonces, el padre, exhausto tras atrapar al criminal más peligroso de Boston, aparece de la nada en el estadio, cruza una poderosa mirada con su hijo llena de significado y este finalmente anota su soñado home run.

Luke, que lleva una mala racha consigue anotar el tanto de la victoria tras un frenético partido. Su madre llora emocionada.

- Luke, quiero que sepas una cosa: tu padre estaría muy orgulloso de ti. Sé que ahora mismo está ahí arriba sonriendo, satisfecho porque su hijo está siguiendo sus mismos pasos. Siempre supo que te convertirías en un fantástico jugador de ping-pong, incluso cuando yo misma tenías mis dudas. Pero créeme, lo has demostrado con creces.

Jake es el pringado de turno del equipo que siempre descansa en el banquillo. Hoy, sin embargo, debe demostrar su valía en el último minuto cuando el jugador estrella se lesiona y el desenlace de la liga juvenil depende únicamente de él.

- Jake, no hay tiempo, ¡te necesito!
Pero entrenador, ¡apenas he jugado un partido esta temporada y todavía no me he recuperado de la lesión de fémur que me dejó inmovilizado durante tres meses!

-¡Eso no me importa! ¡Eres nuestra única esperanza, nuestra última oportunidad de ganar! ¡Todos dependemos de ti! ¡ Así que sal ahí fuera y demuestra lo que vales, chaval!


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