Mi pasión por la gimnasia rítmica

Marta Bobo

La filosofía de falel
Desde muy niño tuve una extraordinaria flexibilidad, incluso veía mis películas y series favoritas en una inaudita segunda posición de ballet , léase abierto de piernas , pero de frente, el no va más . Mi familia intentaba corregir las posturas proto-Mar Saura cuando presentaba aquel magazine de los sábados  , pero yo había nacido para la contorsión, la danza, el circo, en definitiva, para el numerito.
Ya estaba en BUP, vamos que era un tío que pasaba del 1,80, y tenía costumbres como hacer el grand-decar (spagar en gimnasia) en el metro sin ir más lejos, lo puede corroborar mi amiga Lourdes, por ejemplo, para más que otra cosa, suscitar inquietud en el resto del pasaje.
No contento con mis aptitudes naturales opté por comprarme unas mazas y una cinta de rítmica, un deporte muy extendido entre los varones en los 80, pa matarme, y, por supuesto, cualquier momento era bueno para entrenar, Chueca, Pza. Elíptica, pero mi centro de entrenamiento era el Parque de la Arganzuela los fines de semana, con música incluida, Donna Summer, Human League, etc, con mi chándal , mas serio que una rusa y con mis mazas lanzadas al viento, imitaba los movimientos de mis idolatradas rumanas, rusas, búlgaras, españolas, que por aquel entonces en rítmica eran la caña, "La Bobo", "La Canton", ¡qué recuerdos!, y no creáis, lanzaba y recogía las mazas para asombro de propios y extraños, tenía mi club de fans, que me miraban embobados, o flipados, creo que alguno casi al borde del colapso.., era capaz de montarla en cualquier sitio con mis mazas verdes y mi cinta púrpura, ¡qué felicidad!.
Nunca he entendido el porqué del veto masculino a un deporte que con ciertos matices sería magnífico en versión hombres, pero bueno, me pasa lo mismo que con la sincro, y me consta que en INEF, a nivel no profesional,  hoy en día, hay varones que lo practican, pero el pionero, eso sí, a nivel, digamos street-rítmica fui yo y nada más que yo.
(continuará)