Revista Medio Ambiente

Mi puerta de Tannhaüser

Por Davidalvarez
Mi puerta de Tannhaüser
"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhaüser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir". Así se despedía Roy Batty de este mundo, dejándonos una de las escenas más impactantes de la historia del cine.
No puedo negar que desde que que vi Blade Runner por primera vez siempre me me intrigaron esos rayos C que se veían cerca de la puerta de Tannhaüser. Incluso llegué a buscar en libros y luego por internet cualquier referencia, pero lo cierto es que la puerta de Tannhaüser no es ningún lugar cósmico lejano, no es ninguna conjunción estelar, ni un agujero negro. La puerta de Tannhaüser es un lugar en la imaginación de Rutger Hauer, al que se le ocurrió el monólogo la noche antes del rodaje, cuando probablemente pensara en un lugar fantástico de belleza efímera, un lugar que nadie hubiera visto.
Pero la realidad es que no hace falta salir al espacio para encontrar nuestra puerta de Tannhaüser y ver  rayos C brillar en la oscuridad. Sólo hay que estar en el momento justo y abrir bien los ojos, porque la puerta puede estar abierta sólo durante unos instantes.
Mi puerta de Tannhaüser
La semana pasada, aprovechando la visita de Pere Soler estuvimos visitando unas cuantas playas del occidente de Asturies. Algunas ya las conocía desde hace años, al igual que muchas de las rocas que se levantan en el pedrero, pero nada es igual cuando oscurece y se empieza a poner el sol. Los colores cambian, se alargan las sombras, las nubes grises se vuelven azules y a veces, cuando menos te lo esperas, se abre un hueco entre las nubes y los últimos rayos del sol lo inundan todo. Y si estás en el lugar exacto puedes incluso ver los rayos brillar en la oscuridad a través de la puerta.
Mi puerta de Tannhaüser
Pero hay que aprovechar el momento, porque como ya os dije ese momento sólo dura unos segundos y después todo cambia. Puede que se cierre la puerta y ya no volváis a ver más los rayos C, así que si encontráis el momento y tenéis la oportunidad, seguid al conejo blanco y meteros en su madriguera. ¿Quién sabe lo que habrá al otro lado".
"Alicia se levantó de un salto, porque comprendió de golpe que ella nunca había visto un conejo con chaleco, ni con reloj que sacarse de él, y, ardiendo de curiosidad, se puso a correr tras el conejo por la pradera, y llegó justo a tiempo para ver cómo se precipitaba en una madriguera que se abría al pie del seto. Un momento más tarde, Alicia se metía también en la madriguera, sin pararse a considerar cómo se las arreglaría después para salir". (Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas, 1865)
NOTA: como siempre, haced click en las fotos para verlas con más detalle y fijaros en la primera foto, porque parece que hay alguien cruzando la puerta. Las luces anaranjadas de la última foto no son rayos C, es la horrible contaminación lumínica que desde hace años ilumina toda la rasa costera.

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