Revista Diario

Mi terremoto interno

Por Chak

Tengo un segundo hijo, el primero es más latoso que una gripa en primavera, mi esposa ya casi no me habla, me cambié de trabajo y he tenido muy muy malos días, y luego el terremoto. Y luego mi terremoto personal interno. Estoy deprimido.

De nuevo tengo esta horrible sensación de que todo se me está derrumbando, que camino sobre una cama de arena suave y pegagosa que me va a tragar lenta e irremediablemente sin que yo no nadie pueda hacer nada por evitarlo.

Y debiera estar tranquilo, "echándole ganas" para sacudirme el malestar, pero mi mente no me da. Simplemente no me da. Tengo una total indiferencia hacia prácticamente todo. Si me fuera posible me quedaría en cama todo el día hasta que la vida pase, hasta que algo se resuelva, pero soy un poco funcional. Al menos un poco, lo mínimo necesario, lo únicamente indispensable para mantener a mi familia a la que amo profundamente.

Tengo sueño siempre. Se me cierran los ojos, no recuerdo prácticamente nada. Trabajo, actúo, reacciono prácticamente por reflejo, pero casi sin conciencia. Como si nada de lo que pasa a mi alrededor me fuera a impactar.

Pero luego ocurre lo inevitable. Las cosas me están explotando en la cara por mi inoperancia, por mi ineptitud, por mi desgano, mi sueño eterno, mis desvaríos en vigilia.

Mi terremoto interno


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