Mi testamento virtual

Foto de portada por: west.m

Al morir físicamente, ¿mueres virtualmente?

El testamento virtual: Con todo esto de las redes sociales, muchos son los que se preguntan qué será de sus datos, contactos, fotos, etc. repartidos por las distintas redes, webs o blogs, una vez hayan fallecido. Hay a quien le preocupa que todo ello siga circulando por ahí sin ningún control, cosa que yo respeto, pero que no comparto. Cuando morimos, no nos podemos (ni debemos) llevarnos todo a la tumba, eso sería como querer que nos enterraran como a los antiguos faraones, y recordemos, que aún ellos, tuvieron que compartir sus riquezas después de muertos a pesar de sus cautelas, porque antes o después, sus tumbas han sido saqueadas.

Personalmente soy de los que prefiere que todo continúe en la red después de haber abandonado este mundo físico, ¿quién sabe si no tendré acceso a Internet desde el lugar donde vaya?

Dejarlo todo es un recuerdo más para quienes se quedan, forma parte de la historia, como quedan las hemerotecas, los libros, o las grabaciones de TV. Querer borrarlo todo, para mí, no tiene ningún sentido.

Hay alguna página por ahí en la que puedes dejar tu testamento virtual, alojando todos tus sitios y las claves de acceso para que después de tu muerte, algún allegado pueda acceder para mantenerlo vivo, o, si es tu deseo, que se encargue de eliminarlo. Personalmente no soy partidario de dejar todas las claves alojadas en una página que no controlo, que puede ser hackeada y que todo se borrase incluso antes de morirme. Es mejor dejar las claves en algún sitio accesible a los familiares, junto con la voluntad de lo que se quiere que se haga con ello. Yo ya lo digo públicamente por si acaso: No quiero que se borre nada de lo que yo haya ido desperdigando por ahí.

Puede que incluso después de mi muerte y sin la intervención de nadie, mis lectores sigan recibiendo nuevas entradas del Blog escritas por mí… que no se asusten, no serán entradas provenientes del más allá. Se trata de entradas programadas que se van publicando diariamente. Esta, por ejemplo, la estoy escribiendo el 12 de noviembre, y tú, querido lector, no podrás leerla antes del 29 de noviembre. Cosas de Internet y sus automatismos.

Una última petición respecto a mi testamento virtual: Si yo figuro en tu perfil de Facebook de algún modo, o en tu página web, o tienes una foto mía colgada por ahí, y muero antes que tú…

¡¡No me elimines!!   

Ramón Cerdá