MICRORELATO (EL VALLE DE LOS HUESOS SECOS 2ª parte)
Cuando el Altísimo deparó en este siervo. En su corazón no había anhelo profético, ni de servicio, pero halló gracia ante sus ojos. Sabía del oficio profético porque siempre había vivido detrás de él.
Pero no le daba importancia.
Conocía y sabia del profeta Daniel, pero el menester era diferente. Ya que Daniel oficiaba en palacio y a él le había tocado lidiar con el populacho.
¿Cuantas veces paseó por las orillas del canal Naru Kabari, un afluente del rio Éufrates?.
Buscando respuestas a sus pensamientos. ¿Cuánto tiempo tardaba en darse cuenta si vivía en una visión o en una realidad? ¿Cuántas veces pesaba sobre sus hombros toda esa responsabilidad de denunciar el pecado de una sociedad que se había corrompido y vendido al mejor postor?
Durante un tiempo determinado Llegó a ser los brazos y pies pastorales de Daniel. Ya que este no podía desenvolverse por el país.
Su amplio conocimiento del mundo circundante le daba de la visión adecuada para su exactitud profética. La venida en algunos momentos de "su ayudador" le dejaba perplejo, pero era cuando realmente empezaba a ser instrumento en las manos del Altísimo.
Sus profecías contra su propia nación y sobre la certeza del castigo que había sobre ellos dañaba día a día su reputación. Pero también sus profecías contra las naciones extranjeras, Amon, Moab, Edom, Filistea, Tiro, Sidon y Egipto ponía al corriente de la denuncia de su Dios y daba un toque de autoridad sobre su ministerio.
Lo que el no sabia ni intuía era que era solo una preparación para profetizar sobre la restauración de su pueblo en un tiempo quizás, futuro o quizás cercano.