6:07 PM. Los refugios subterráneos sufrieron un primer ataque con agentes tóxicos D-fenotrín. Una polvarera blanquecina se coló por las galerías llegando hasta la misma maternidad donde cientos de nonatos nunca pudieron ver la luz. Asfixiados, enloquecidos; los supervivientes corrieron por los túneles buscando el acceso al aire libre de la superficie. Al llegar a las bocas una corriente de aire ciclónico los arrastró a un recinto donde un torbellino de polvo y piedras les destrozaba. Las entradas fueron finalmente rociadas con aerosoles venenosos a base de ciflutrín y Bendiocarb. Dentro del hormiguero apenas quedaban supervivientes.