
Philip K. Dick nos sumerge con ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968) en un universo en el que se hace difícil distinguir a un humano cruel de una androide con sensibilidad artística, al tiempo que los restos de la civilización se entregan a la erosión y el polvo. De esta decadencia no hay renacimiento posible. Pobres las máquinas, creadas a pesar suyo. Y pobres los hombres, supervivientes de un mundo que ya no late.
