Les Plus Beaux Villages de France es una asociación que tiene como característica principal el sello de calidad a los pueblos más bonitos de Francia. Para ello, las poblaciones tienen que reunir una serie de criterios basados en su patrimonio artístico e histórico, además de una política de conservación del paisaje y de sus planes urbanísticos que puede ir en detrimento del desarrollo económico pero que les garantiza una notable posición en el sector turístico.
Y es en la región de Midi-Pyrénées donde el número de pueblos con este sello es mayor. De 156 pueblos repartidos en 21 regiones, una treintena se encuentran aquí, y por la cercanía con nuestras fronteras es ideal para una escapada.
Todos ellos nos transportan en el tiempo con sus aires medievales, castillos y torreones, plazas con fuentes adornadas con flores y calles adoquinadas.
En muchos de ellos, la oferta gastronómica y de alojamiento no es muy abundante pero siempre tienen un encanto particular y son lugares ideales para degustar platos típicos de la zona.
En el departamento de Aveyron, y siguiendo una ruta, cabe destacar La Covertoraide, con su recinto amurallado y restos templarios, Peyre, a orillas del río Tarn, y Brousse-le-Château, sobre un promontorio rocoso donde destaca desde lo lejos su castillo medieval.
Sainte-Eulalie-D’Olt, Saint-Côme-d’Olt y Estaing, bañadas por el río Lot albergan varias iglesias. Con sus castillos y sus bonitos paisajes son paso obligado del Camino de Santiago.
Aunque Espalion no tenga el sello de calidad, vale la pena hacer un alto en el camino en este bonito y tranquilo pueblo bañado, igualmente, por las aguas del río Lot.
Seguimos la ruta hasta llegar a Belcastel, situado en un valle a orillas del río Aveyron, sus calles medievales descansan bajo la sombra del castillo que domina el pequeño pueblo.
Najac, está situada en un meandro del río Aveyron y su castillo del siglo XII, contruido por los Condes de Toulosse, se levanta imponente sobre el promontorio. Una empinada excursión nos lleva hasta él que, aunque cerrado al público, nos muestra una estupendas vistas del valle y de la villa.
Sauvaterre-de-Rouergue, es una antigua bastida creada por el rey Philippe III en 1281. Sus cuarenta y siete arcadas guardan talleres de artesanos y comerciantes.
Y para finalizar con el departamento de Aveyron, Conques. Centro importante de peregrinación desde el siglo XI gracias a la Abadía de Sainte-Foy, donde descansan las reliquias de una de las primeras martíres cristianas que le dio nombre a la abadía. Desde entonces es parada obligada del Camino de Santiago francés.
En el departamento de Lot, se encuentras los pueblos de Cardaillac, Carennac, Loubressac y Autoire.
Pero si entre los pueblos más bonitos de Francia tuviese que destacar uno, sin duda alguna, sería Saint-Cirq-Lapopie. Situado en pleno corazón del Parque Natural des Causses de Quercy y encaramado en un acantilado con vistas al río Lot, es un bello ejemplo de arquitectura medieval. Y si la neblina vela la vista, la villa adquiere un aire tenebroso y misterioso que nos traslada, todavía más si cabe, varios siglos más atrás.
Otras visitas que no hay que perderse de la zona son Rocamadour y Cahors.
La primera, ciudad sacra y catalogado como Gran Paraje es lugar de peregrinación en el Camino de Santiago. Suspendida en un acantilado sobre un cañón del río Alzou, la ciudad fue edificada en la misma ladera que cae desde la Causse de Gramat. Ya en la Edad Media los peregrinos recorrían toda Europa para venir a orar y venerar las reliquias de Saint-Amadour y a la Virgen Negra. Doscientos treinta y tres peldaños ascienden desde la calle principal, llena de comercios y restaurantes, hasta la explanada en la que se agrupan protegidas bajo la roca, ocho iglesias y capillas, verdadero corazón de la ciudad.
Cahors es la capital del departamente de Lot, y donde el río del mismo nombre y sus amplios meandros dibujan el trazado de la ciudad tradicionalmente vinícola. El puente Valentré, símbolo de la ciudad, fue declarado Patrimonio Mundial de la Unesco en 1998.
Como gran obra de ingeniera, cabe destacar el Viaduc de Millau, inaugurado en el año 2004 y diseñado por el arquitecto francés Michel Virlogeux, esta construcción ostenta el récord mundial de altura con un pilar de 343 metros sobre el valle de el río Tarn.
Antes de su construcción la “Méridienne” (auropista A75) se cortaba en este valle y la carretera serpenteaba bajando y subiendo las laderas, lo que hacía que el trayecto por esta ruta fuese muy lento. Con la construcción del viaducto esta camino se ha convertido en el más fluido y barato entre el Mediterráneo y París.
Imagen de Fosters&Parters
No quiero acabar sin mencionar una de las especialidades gastronómicas de la región: el aligot. Data del siglo XIII, cuando los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela hambrientos llamaban a las puertas de los monjes de la domerie d’Aubrac y decían “aliquid!” (algo para comer, en latín). Los monjes les servían pan con queso de las vacas del Aubrac. La receta evolucionó y el pan se sustituyó por patata, dejando paso a un plato típico servido en cualquier restaurante del Aveyron y de otros departamentos que comparten la meseta de l’Aubrac. ¡Es una auténtica delícia!