Revista Arte

Midiendo el placer

Por Gemahc
El lunes salió el siguiente artículo en El País:
El IBEX35 del arte contemporáneo
Leedlo por favor y luego hablamos...

Midiendo el placer

Empleada del hogar subiendo a "muy agradable" el índice hedonista de toda la vivienda, cuadro incluido.


Yo, lo confieso, a la primera lectura no me enteré muy bien de lo que me estaban contando, aunque ya el título dice mucho del tema.
Parece ser que se ha creado una herramienta estadística para calcular lo que llaman el índice hedonista de una obra artística. A mí, francamente, me hubiera gustado que dieran más datos, como las variables que utilizan en la ecuación y, sobre todo, los posibles resultados, del tipo, esta obra es estupenda con tendencia a sublime pero aquella otra sólo es agradable y resulta cansina en un 15%.
El índice hedonista no es una cosa que se aplique al arte por ser arte y tener que medirlo en cantidad de disfrute. En realidad es un factor económico que, al parecer, lleva tiempo aplicándose a todo tipo de productos. Digamos que el índice hedonista de un producto es mayor cuanto mayores sean su calidad y su utilidad y provecho. Que bueno, aunque el nombrecito se las trae, tampoco estaría tan mal... ¿o sí?.
Pero el índice hedonista es una trampa: Si yo, por ejemplo, me compro una cafetera por un precio equivalente al de aquella que compré hace 15 años, que además de hacer café y calentar la leche me hace capuccino y té con miel y me lo sirve a tres temperaturas diferentes, entonces, según este índice, el precio habrá caído y tendré algo de más calidad (la nueva cafetera me va a dar más placer y por tanto me va a hacer mucho más feliz). Pero si la antigua cafetera me podía haber durado treinta años (me deshice de ella cuando todavía funcionaba) y la nueva me dura dos, eso nadie lo tiene en cuenta. El hedonismo (éste) se basa en que las nuevas "mejoras" son siempre beneficiosas y equivalen a una rebaja de precio.
Pero volvamos al artículo de El País, porque ciertamente un Tàpies no es una cafetera... El artículo es muy vago (cómo no va a serlo, a ver quién es el guapo que puede meterse en harina con algo así) y no especifica nada, pero entiendo que aquí se utiliza este índice no para comparar una nueva obra con las anteriores, sino para otorgarle un valor añadido no mercantil (esto último, por supuesto, resulta paradójico, pues no es más que un nuevo artificio para tratar de incrementar el precio).
Y en este punto, después de tratar de explicarme a mí misma lo leído en el articulito exclamo: ¡¡¡Pero qué mierda es esto???!!!
¿Es que van a venir ahora a medirme el placer? Que se lo digan a Berger, que van a ir a pesar ese aire del que habla, el que queda entre él y el cuadro de las Meninas, que lo van a depurar y a catalogar como "altamente disfrutable" para después venderlo en cajitas policromadas.
Comprendo que gran parte de quienes acuden a las grandes subastas de arte van a invertir su dinero en un bien que sea seguro, y que si alguien les convence de que una obra tiene un índice hedonista de 98 sobre 100, se van a sentir mucho más seguros al comprarla (y podrán guardar el certificado con la cifra en la caja fuerte de su banco). Pero... ¿en serio? ¿lo comprendo?... En realidad no.
No entiendo ni el planteamiento ni que nadie sea capaz de pasar por ese aro.
Y, una cosa os digo, prefiero, si se trata el arte como mercancía, que no se inventen parámetros intangibles y que lo vendan al peso. Eso sí, el gramo de Van Gogh a millón.

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