
Con frecuencia recibo consultas de personas que me plantean: “tengo miedo a desmayarme”. No es un miedo que siempre provenga de una experiencia traumática, aunque casi siempre quien tiene este miedo ha vivido alguna experiencia de desmayo, o siente que ha estado muy cerca de que le pudiera suceder.Cuando alguien tiene miedo a desmayarse, lo normal es que busque alejarse de aquellas situaciones que pueden precipitar el que ocurra. Dependiendo del nivel de temor eso implicará que no vaya a lugares donde haya mucha gente, o lo contrario, donde esté muy solo. Es frecuente que el temor potencie el chequearse con frecuencia y el intentar saber hasta qué punto existe un peligro real de desmayo. Si hay algo de mareo o inestabilidad, si duele la cabeza o no, si hay dolor en el cuello, si siente más calor o menos en la cara… Todo son datos que pueden informar del peligro. Lo malo es que estos mismos síntomas pueden no tener ninguna importancia, ni ser indicador de nada… O sí. Un exceso de auto observación lo normal es que haga que la persona esté alerta y agobiada gran parte del tiempo. Cuando este miedo se vuelve muy intenso, puede configurar un trastorno de pánico e impedir el funcionamiento normal de la persona.
Las causas principales de un desmayo
Se cual sea la causa primera por la que se produce el desmayo, siempre se producirá como consecuencia directa de la baja afluencia de sangre al cerebro. Se produce una caída repentina y breve en la presión arterial, reduciéndose drásticamente el suministro necesario de oxígeno al cerebro.- Tumores cerebrales. Digamos que esta sería la causa más temida por cualquier persona, y de hecho, si alguien llega a este artículo buscando descartar que no tiene un tumor, será lo primero en lo que se fije. Aprovechare para recomendar el artículo: los peligros de consultar síntomas en internet. El desmayo podría producirse por la presión intracraneal del tumor sobre algunas zonas del cerebro.
Esta no es ni mucho menos la causa más frecuente por la que se produce un desmayo. - Efectos secundarios de algunos fármacos, o también por la interacción entre varios. En ocasiones hay medicamentos que producen este efecto secundario. No está de más tener en cuenta esta causa antes de descartar otras.
- Tensión arterial baja. Las personas con tendencia a tener tensión arterial baja, o a aquellas que puntualmente les baja, pueden llegar a desmayarse. No entraña gravedad y normalmente se resuelve tomando algo de líquido y alimentos salados. El no haber comido nada en mucho tiempo, o estar expuesto a temperaturas altas sin hidratación adecuada, menstruaciones abundantes, pueden ser algunos de los precipitantes de este problema.

- Hiperventilación. Normalmente se asocia a niveles de estrés elevados. Si cogemos mucho oxígeno y no lo consumimos, al no estar realmente ante un peligro que demanda una respuesta muscular, la persona empezará a hiperventilar. El exceso de oxígeno y la disminución del CO2 producemareo e inestabilidad, favoreciendo pensamientos sobre desmayos y pérdidas de conocimiento.Hay que destacar que realmente no hace falta respirar muy rápido para acabar hiperventilando, la dilatación del bronquio es suficiente para producirlo. Por esta razón se propone como solución respirar en una bolsa: al respirar el propio dióxido de carbono durante unos minutos se reducen los niveles de oxígeno y desaparecen los síntomas rápidamente. Además debido a estos cambios en los pulmones ante la ansiedad, se producen presiones en el pecho, fácilmente asociables a otras causas como la de estar sufriendo un infarto.Hay que añadir que el exceso de oxígeno también favorece la sensación dedesrealizacióny extrañeza con respecto a lo que ocurre alrededor. Le recomiendo que eche un vistazo a este artículo si este síntoma le es familiar. En los casos en los que el desajuste entre dióxido de carbono y oxígeno es muy grande, pueden producirse desmayos por la secuenciación de un proceso químico: lo primero el aumento de los niveles de Bicarbonato en plasma, que hace que se alcalinice la sangre; Esto produce de manera añadida hiponatremia, hipocloremia e hipocalcemia, con lo cual se desajusta el balance iónico. Finalmente, se genera una vasoconstricción cerebral que provoca confusión, disnea y en ocasiones el temido desmayo.
- Bajada de azúcar, o hipoglucemia. Es más frecuente en personas con diabetes, pero puede ocurrirle a también a personas que no padezcan esta enfermedad.
- Síncope vasovagal: el síncope vasovagal ocurre cuando la parte del sistema nervioso que regula la frecuencia cardíaca y la presión arterial funciona incorrectamente en respuesta a un factor desencadenante.
La frecuencia cardíaca disminuye y los vasos sanguíneos de las piernas se dilatan. Esto puede hacer que se acumule sangre en las piernas, lo que hace que disminuya la presión arterial. Una presión arterial más baja en combinación con una frecuencia cardíaca más lenta reducen rápidamente el flujo de sangre hacia el cerebro y, en consecuencia, te desmayas.
A veces el síncope vasovagal no tiene un factor desencadenante específico; no obstante, algunos desencadenantes frecuentes son:
- Estar de pie durante períodos prolongados.
- Estar expuesto a una fuente de calor.
- Ver sangre.
- Someterse a una extracción de sangre.
- Tener miedo de sufrir una lesión física.
- Hacer esfuerzo, por ejemplo en una evacuación intestinal.
