Las neuronas son las células más “famosas” del sistema nervioso pero, sin embargo, no son, ni mucho menos, las más numerosas. De todas las células de nuestro sistema nervioso, el 90% pertenece al grupo de las células llamadas gliales. Estas células cumplen funciones diversas, como nutrición, protección y sostén. Entre las células gliales, hay un grupo, los oligodendrocitos, que trabajan junto con las neuronas para que la transmisión del impulso nervioso se haga de manera correcta. Los oligodendrocitos se enrollan alrededor de las neuronas y forman sobre éstas una capa aislante, como si fuera el aislante que recubre el hilo conductor de un cable. Este aislante, la mielina, es fundamental para la correcta transmisión del impulso nervioso a través de las neuronas. Sin ella, la velocidad de transmisión del potencial de acción sería lentísima. Las enfermedades que afectan a la integridad de la mielina se conocen como enfermedades desmielinizantes, y producen efectos sobre la movilidad y la sensibilidad (alteraciones sensoriales, visuales, de movilidad, etc). La proteína proteolipídica, PLP, es la proteína mayoritaria de la mielina. El avance en el conocimiento de su comportamiento biológico es fundamental para comprender en profundidad y detalle el proceso de mielinización. Hasta hace poco tiempo, el proceso de transporte de PLP era desconocido, aunque los últimos trabajos en este campo han arrojado bastante luz sobre la cuestión.
Neuronas y células gliales
Los oligodendrocitos se consideran células polarizadas, es decir, células cuyas membranas tienen dos zonas o “dominios” distintos: las llamadas caras apical (que en estas células correspondería a la mielina) y basolateral. Pues bien, hay indicios que apuntan a que el transporte de PLP hacia la cara apical sigue una ruta denominada transcitosis o transporte indirecto. En esta ruta, las proteínas llegan al dominio apical haciendo una especie de desvío: van primero al dominio basolateral antes de dirigirse a su destino final, la cara apical. PLP parece transportarse de esta manera: después de ser sintetizada, va hacia la cara apical y, a continuación, se dirige hacia la mielina. Un trabajo reciente desarrollado por nuestro grupo y publicado en la revista PLoS One acaba de aportar una evidencia más que apoya esa hipótesis, ya que hemos comprobado cómo PLP se internaliza desde la membrana basolateral y se asocia a MAL2, una proteína esencial para el proceso de transcitosis.
El conocimiento exhaustivo de los mecanismos de transporte de PLP y otras proteínas de mielina aportará la base necesaria para afrontar los estudios de los procesos desmielinizantes y sus patologías asociadas.
Raquel Bello-Morales (CBMSO)
VÍDEO DESDE LA UNED SOBRE TRANSGÉNICOS: Videoclase.
DIVULGACIÓN CIENTÍFICA A 16 DE MAYO DE 2011
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