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Mientras agonizo - William Faulkner

Publicado el 06 abril 2016 por Elpajaroverde
La tierra da. La tierra quita. Sustento. Sudor. Vida. Muerte. Tierra dorada por el sol, tierra regada por la lluvia. Protegida por el cielo, bañada por sus ríos. Tierra trabajada por el hombre, hombre doblegado por la tierra. La tierra es un dios. La aramos y le oramos. El hombre sus discípulos, sus ángeles caídos. La tierra crea al hombre. El hombre cree en la tierra.
"He aquí el inconveniente de esta tierra: todas las cosas, el clima, absolutamente todo, persisten demasiado. Nuestro campo es lo mismo que nuestros ríos: opaco, lento, violento; modela y crea la vida del hombre a su imagen y semejanza: implacable, taciturno."

Mientras agonizo - William Faulkner

Portada de Mientras agonizo

A su imagen y semejanza, así crea la tierra las vidas de los hombres que viven de ella. Así los modela, hombres que se mimetizan con esa tierra. Implacables, taciturnos, persistentes, y yo añadiría tercos. Terca es Addie Bundren, moribunda persistente en su deseo de ser enterrada en su Jefferson natal. Terco es su marido, siempre prestamente relajado en el trabajo pero entregado con ahínco a mantener su honor cumpliendo la promesa hecha a su esposa. Tercos son sus cinco hijos, cada uno con sus esperanzas, sus temores, sus misterios y silencios, pero todos encomendados al deber de enterrar el cuerpo de su ya difunta madre en Jefferson. El mayor, trabajando sin descanso en la elaboración del ataúd perfecto. El segundo, con esa mirada vieja y extraña que sabe y que a todos incomoda. El favorito de Addie, impulsivo, egoísta y héroe de ese cadáver viajero. La única chica, cuidadora de su madre en la enfermedad y guardiana de su propio secreto. Y el menor de los hijos, un inquietante chiquillo. Terca es la tierra de los Bundren, bañada por una lluvia terca y violenta que hará que el río se desborde y anegue los puentes que lo cruzan. El viaje a Jefferson se presenta más largo y accidentado de lo deseable pero los Bundren son tercos. Cualquier otra opción no es contemplada por las leyes de la tierra. No hay retorno. Solo hay un lugar de destino.
El río es mi viejo conocido Mississippi de "Las palmeras salvajes" (leer reseña aquí). La tierra, el ficticio condado de Yoknapatawpha, inspirado en la tierra natal del autor y coprotagonista silencioso en tantas de sus novelas. El viaje, cobrará un significado diferente para cada uno de los miembros de la familia Bundren. Será una búsqueda, un desafío, una oportunidad, un principio y fin. Será una lucha contra los elementos.
"Él es mi cruz, como será mi salvación. Él me salvará de las aguas y del fuego. Incluso aunque haya rendido el último suspiro, no dejará de salvarme." 
William Faulkner utiliza la figura del monólogo interior y da con ella voz a cada uno de sus personajes, permitiéndonos no solo conocer sus pensamientos íntimos sino también ver a cada uno de ellos a través de los ojos de los otros. Los capítulos de su novela son cortos y cada uno está narrado por un personaje diferente. No se limita a recurrir tan solo a los miembros de la familia Bundren, muerta incluida, sino que vecinos y diferentes personas que encontrarán por el camino colaborarán también en la narración. Pese a lo que cabría esperar, tal prolijidad de narradores no resulta confusa ni engorrosa. Su estilo es rico, cuidado, evoca imágenes bellas en lo grotesco, cargadas de lirismo en lo dramático de su esencia. Una narración deprimente (por lo que cuenta, no por la narración en sí) y que sin embargo por momentos casi resulta hasta cómica.

Mientras agonizo - William Faulkner

Fotos de Skitterphoto y Josh Staiger

Mientras agonizo - William Faulkner"Mientras agonizo" puede considerarse una alegoría de la vida, entendiéndose esta como un ir yendo al encuentro de la muerte. Su propio título es revelador y la misma Addie recuerda en la novela las palabras que le dijera su padre: "la finalidad de la vida no es otra sino la de aprestarse a estar mucho tiempo muerto." Comenzaba esta reseña comparando la tierra con la vida, no en vano, para los Bundren como para tantas otras familias pobres campesinas es prácticamente lo mismo. Hacía una analogía también de esta con un dios, y es que la religión también estará presente en estas páginas. La fe que nos es dada, cual fruto de la tierra, la que crece arraigada en nosotros, la que no nos cuestionamos, como tampoco se nos ocurriría negar la sucesión de las estaciones. Y esta religión, para algunos mito, se cruza con lo profano. Hay algo de augurio, de no saber qué pero presentir que hay algo acechando. Hay misterios, pistas silentes. Cada personaje es una figura de matrioska, cada capítulo un abrir, descubrir y un deseo tenebroso de seguir jugando.
"...nos miramos el uno al otro con miradas inquisitivas, miradas que se hunden sin empacho en los ojos del otro, y que penetran en el interior del último lugar secreto, en el que, por un instante, Cash y Darl se agazapan, se encogen, se acuchillan, dentro del espanto ancestral, dentro de los ancestrales agüeros, completamente consternados, en alerta actitud, escondidos, sin pudor. Cuando hablamos, nuestra voces son tranquilas desarraigadas."
Los personajes que construye Faulkner son magníficos y fascinantes a la par, enganchan, queremos saber más, recorrer sus recovecos. Las complejas relaciones que mantienen, o su aparente falta de ellas también ejercen cierto magnetismo sobre nosotros; esa carencia de afecto entre muchos de ellos y paradójicamente esa unión en pos de un objetivo común, unión que pugna en momentos por quebrantarse cual nudo intrincado en el que cada miembro de la familia tirase de su propio cabo. Su viaje y su tenacidad es febril, delirante, como febriles y delirantes son también los monólogos internos de algunos de ellos. Hay un atisbo de locura en alguno de los hijos, destellos que alumbran la tierra inclemente. Al fin y al cabo qué es la locura sino otra forma distinta de reinterpretar la vida. Locura, bendición o maldición. Locura, liberación y ascensión al cielo o condena a anclarse definitivamente a la tierra. A veces, la más cuerda de las vidas representa el mayor ultraje a la misma, la más atroz y descarada de las locuras. Quién es más loco, quién lo es menos. Quién más cuerdo, quién más terco. Qué somos todos sino tercos campesinos afanándonos en alcanzar la cima sin conseguir comprender que lo que resta de viaje inexorablemente ha de ser camino descendente.
"La vida fue creada en los valles. Se alzó en un estallido violento a las alturas, impelida por los viejos terrores, los viejos apetitos, las viejas desesperanzas. Tal es la razón de que para bajar las cuestas en el carro haya primero que subirlas a pie."

Mientras agonizo - William Faulkner

El corcel negro. Fotografía de Angelogyn

Ficha del libro:
Título: Mientras agonizo
Autor: William Faulkner
Editorial: Alianza
Año de publicación: 2013 (1930)
Nº de páginas: 224 
(Nota: Tanto la portada como los datos del libro que os he dejado corresponden a la última edición que de la misma ha hecho Alianza Editorial, que creo que es la más reciente de esta novela en España. La que yo he leído es la edición de RBA de 1995 (no figura en la web de la editorial) y las citas que acompañan a esta reseña pertenecen a la traducción realizada por esta última editorial.)

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