Revista Medio Ambiente

Migrar o quedarse quieto, esa es la cuestión

Por Davidalvarez

Migrar o quedarse quieto, esa es la cuestiónZorzal alirrojo (Turdus iliacus)
Todos los años billones de aves emigran desde los lugares de reproducción a los de invernada al llegar el otoño, realizando el viaje inverso al llegar la primavera. Este viaje, que en ocasiones cubre distancias de varios miles de kilómetros, requiere un enorme gasto energético, por lo que estas aves, algunas de menos de 10 gramos de peso, deben dosificar sus energías para no morir en el intento.
La gran mayoría de estas migraciones son cubiertos en varias escalas, parando cada cierto tiempo a alimentarse y descansar. Pero esas paradas no se realizan en cualquier momento sino que las aves deben tener muy en cuenta el momento el que se deben parar y cuando deben reanudar el viaje.
En el año 2003, el grupo del Dr. Martin Wikelski, de la Universidad de Princeton, publicó un trabajo en la revista Science en el que mostraban los resultados de un estudio sobre los costes de la migración en aves, pero por primera vez se realizó con aves salvajes y libres durante su viaje migratorio, concretamente con dos especies de zorzales (Cathaurus ustulatus y C. guttatus).
Migrar o quedarse quieto, esa es la cuestión(a) Relación entre duración del vuelo y energía consumida, (b) relación entre temperatura ambiental y energía consumida. Puntos rojos: migración activa; puntos verdes: paradas
Los resultados indicaron que como era previsible cuanto mas tiempo llevaban volando ininterrumpidamente el gasto energético acumulado era mayor. Lo que no era tan previsible era que cuando las temperaturas eran bajas durante la noche (8ºC o menos), los gastos energéticos necesarios para mantener la temperatura corporal constante en los zorzales que permanecían quietos, eran comparables a los de los zorzales que realizaban un vuelo de dos horas y media de duración.
Este trabajo ponía de manifiesto la importancia de las condiciones meteorológicas durante la migración y los compromisos que deben afrontar las aves durante este viaje para sobrevivir. Parece evidente que si la temperatura desciende bruscamente, a las aves les es más rentable, energéticamente hablando, salir volando en busca de un lugar mas templado que quedarse quietas en el sitio esperando a que mejore.


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