Revista Cultura y Ocio

Miguel de Cervantes y sus personajes

Por Cayetano
Miguel de Cervantes y sus personajes

Cervantes no solo es el autor del Quijote, aunque solo por eso ya merecería estar en el selecto grupo de los escritores inmortales, algo que se tiene ganado por su gran aportación a las letras y que nadie discute, sobre todo más allá de nuestras fronteras.  Cervantes es también un testigo de su tiempo, un conocedor de lugares y personajes, un viajero infatigable que, por avatares de su vida, tuvo que verse obligado a abandonar la comodidad del hogar y en diversos momentos dejar el secano de las áridas tierras mesetarias del interior y hacer el petate para marchar lejos e, incluso, embarcarse y recorrer el Mediterráneo.  A diferencia de otros autores, como por ejemplo Lope de Vega, la vida del ingenioso escritor de Alcalá no fue un camino fácil. La prosperidad y la felicidad frecuentemente le dieron la espalda. Hubo muchos sinsabores en su vida: conoció la cárcel, la guerra y el cautiverio. 

Y sobre todo, se vio obligado a viajar mucho.  En unas ocasiones, por razones familiares, debió acompañar por diversas ciudades a su padre, Rodrigo de Cervantes, cirujano barbero y algo sordo. Lo que le permitió al joven Miguel conocer multitud de sitios y tipos humanos y familiarizarse con sus hablas. El padre del escritor tuvo que trasladarse varias veces de ciudad, en unas ocasiones por las deudas, en otras, por haber sido hecho preso o por probar fortuna en otros lugares. Así, de Alcalá se trasladó la familia a Valladolid y de Valladolid a Córdoba. Después a Sevilla, puerta de América. Y más tarde a Madrid, capital ya del reino.  Miguel Cervantes personajes

En otras ocasiones, el traslado vino por cuestiones profesionales del propio escritor: nombramiento como comisario real de abastos, (recaudador de especies para la Armada Invencible). Y en algunas otras, forzado por contratiempos externos debido a su condición de combatiente, con un largo cautiverio en Argel durante cinco años, los más importantes de su edad adulta.  No faltó tampoco la ocasión en la que nuestro “comedido hidalgo” dio con sus huesos en la cárcel, (nombrado recaudador de impuestos, al parecer quebró el banco donde tenía depositado dinero que después debía entregar) lo que también contribuyó a conocer tipos diversos, incluyendo a menesterosos y rufianes que tanto juego le dieron en el diseño de sus personajes.

Cervantes llegó a conocer muchas historias reales, variedad de lugares y abundantes tipos humanos que entre todos aportaron lo suyo para el diseño de sus historias. 

Muchos de los personajes no fueron inventados, sino que existieron realmente, gente de carne y hueso. 
Así parece que Pedro de Villaseñor, amigo del propio escritor, y Francisco de Acuña, hidalgo manchego también, decidieron matarse a lanzazo limpio en el camino que va del Toboso a Miguel Esteban. Para ello no dudaron en ponerse armaduras, cascos, cotas de malla, escudos y dagas. 
Eso al menos es lo que nos cuentan el historiador Francisco Javier Escudero y la arqueóloga Isabel Sánchez Duque. (1) 
Del mismo modo, estos investigadores afirman que la venta en la que fue armado caballero don Quijote existió realmente en Mota del Cuervo (Cuenca). 
Y parece ser que además dieron con un tal Rodrigo Quijada, otro hidalgo de la zona, natural del Campo de Montiel, quien al parecer iba imponiendo su ley, amedrentando a todo el mundo. Y que Cervantes se propuso ridiculizarlo.
Todo ello constituyó parte importante del fondo documental del autor y quedó reflejado en su obra como material vivencial de primera clase. 
Fundamentalmente en el diseño de tipos humanos. Como nos recuerda el amigo Emilio Sola (2), “sobre todo de gentes de frontera, mercaderes, viajeros, esclavos, gobernantes y gente en busca de fortuna y supervivencia, y también judíos, turcos, moriscos, muladíes o renegados, cristianos o musulmanes nuevos, nobles y plebeyos” Un conocimiento profundo que dota a su obra de gran verosimilitud, hasta el punto de poder afirmar que “en ninguna obra literaria europea contemporánea se puede hallar un panorama social y cultural de tanta amplitud y tratado con tal distanciamiento, ecuanimidad y conocimiento de lo narrado.” (3) 
(Continúa)
(1) "La historia de don Quijote no es inventada, es real."  (2)  (3)" Cervantes y el mundo mediterráneo". Emilio Sola Castaño es profesor de Historia Moderna de la Universidad de Alcalá. Antes lo fue de las Universidades Complutense y Autónoma de Madrid (1969-1976) y de la Universidad de Orán (Argelia, 1976-1984). Es autor, entre otras cosas, de "Uchalí, el Calabrés Tiñoso o el mito del corsario muladí en la frontera", Barcelona, Bellaterra, 2010. También es escritor, accesit de poesía Adonais de 1974 y premio Café Gijón de novela corta en 1984. Es coordinador del Archivo de la Frontera.

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