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Miguel Ramón Utrera.

Publicado el 07 agosto 2011 por Digiletras
Miguel Ramón Utrera.
Ronda del arroyuelo
   Arroyuelo claro,arroyuelo raudoque, a través del norte,huyes del verano;tras de ti, un gritopor cerros y campos:   —No huyas tan de prisa!—claman los rebaños.
   Pasos de cristalquiebran por el pradohuellitas de armiñoy musgos plateados.Corre el arroyuelocon pasos de espanto:   —No huyas tan de prisa!—gimen los rebaños.
   Las mudas espigasse visten de llanto;sus rizos de lumbreya están enlutados.Lloran las espigas, lloran los guijarros:   —No huyas tan de prisa!—lloran los rebaños.
   Columpios de aljófarel sol ha estrenado;sus garras de sedperdiera el verano.Corre el arroyueloentre los sembrados:   —Viniste tan pronto!—cantan los rebaños.
   A sendas de nácarpasos aromados.

El bosque fugaz
Puede convertirse en aveel azahar de la niebla.En humo puede trocarsesu arquitectura viajera.
   Pero en una fronda blanca,suave, pura, blanca y fresca:un bosque frágil que huyedel vaho gris de la tierra.
   Puede convertirse en aveel azahar de la niebla.
Miguel Ramón Utrera es un poeta perfecto para establecer el gran poder de la poesía al expresarse con variables inesperadas. Usualmente se le considera un "nativista", que yo traduzco como "localista", y que, además, podríamos considerar junto al criollismo y el regionalismo, como el parangón más fuertemente relacionado con nuestra tradición literaria. Sin embargo, cuando entramos en contacto con su poesía, nos percatamos de que es un localista trascendente de su circunstancia geográfica, superando el sentido inmediato de su entorno por un sentido más totalizante, tanto por el expresivo mundo universal como por la metaforización templadamente inusual en la descripción del paisaje. Fiel al espíritu romanticista y al mismo tiempo fiel a nuestra tradición ibérica, Utrera nos adecúa su expresión al mundo contemporáneo y nos hace pensar en poetas como Emily Dickinson, quien como él fue cultivadora del espíritu genuino del romanticista, con capacidad para convertir a su entorno local en una expresión universal. Hay en el poeta aragüeño una postura que la poeta norteamericana, y otros autores más actuales como Robert Graves, André du Bouchet, Kenneth White, René Char, entre otros, representan: un planteamiento post-vanguardista muy valioso en cuanto al arte de la poesía desde sus cualidades más características, que revitalizaban a la tradición. Utrera fue siempre un crítico de las vanguardias, a las que consideraba herederas directas del romanticismo, y en cierto modo pensaba que se había desvirtuado esa herencia que inaugura la primera modernidad pre-Baudelaire. Muy aguda su postura, que le permitió circunscribirse a sus mejor capacidad. En algún momento supe que uno de los más conocidos poetas venezolanos dijo que Utrera era un poeta "malo". Yo, por el contrario, creo que este maestro es uno de nuestros más genuinos poetas, y tomo su obra como ejemplo del lugar que tiene la poesía en la vida real. 
Ricardo Chitty


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