Revista Solidaridad

Milagros de la Calle

Por Enriquerichard

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Es normal que a los que nos dedicamos a esto de acompañar y estar con aquellas personas que viven y duermen en la calle, y que allí comen y defecan y ven pasar la vida…, aquellas que nadie quiere ver, las invisibles, las que estorban, y, a veces, apalean mientras beben…, las que no quieren nada, porque así ya les está bien para seguir viviendo…, es normal, digo, que se nos remueva algo por dentro y nos produzca una emoción y alegría difícil de describir, cuando un día una de esas personas quiere cambiar, salir de la calle y tener un techo donde cobijarse…,aunque ese deseo de cambio ni tan siquiera sepamos si será para siempre.

Juan José ha vuelto. El máximo protagonista de mis historias en este blog y en el libro Con Cartones por la Calle, después de años de irle visitando y de no querer nada…, ha vuelto. Un buen día de este pasado mes de diciembre se presentó en el Centre Obert:

—Quiero un sitio para dormir —les dijo.

Y desde entonces tiene su habitación y su cama y está yendo cada día a Riereta.

—¡Más de 40 años llevo en la calle! —siempre nos dice— y nada me falta.

En alguna ocasión se había conseguido que durante alguna temporada durmiera en una pensión o en la Llar Pere Barnés…, pero siempre vuelve a la calle.

Puri, Miquel y yo muchas veces lo hemos pensado:

—Juan José morirá en la calle…

Hoy, hay esperanzas. (¡Siempre las hubo!)

Hace 14 años fue el Equipo de Calle quien salió a buscarle, y hoy, después de 14 años, ha sido Juan José quien ha venido a buscarnos. La paciencia, la constancia, el creer en la persona por encima de todo y el cariño, dan el fruto del cambio. Es la “Acción Social Transformadora” que dice Miquel Julià y en la que el Equipo de Calle de Arrels cree profundamente. Porque es genial que Juan José haya venido, pero quiero pensar que la transformación se produjo mucho antes, en los jardines de la Sagrada Familia tomando el café, al que él siempre invita, y que ahora le ha impulsado a presentarse. Una transformación fruto de una relación entre iguales que genera confianza y que nunca sucumbe al desánimo.

El cariño, la confianza… Estar, acompañar… Sin esperar nada, sólo que se sienta persona cuando estoy a su lado… El cambio vendrá… si él lo decide… y cuando él lo decida…, aunque tengan que pasar 14 años.

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Pero Juan José no ha sido el único que nos ha deparado últimamente sonrisas de dignidad.

También Jordi, quien dormía leyendo el periódico en la Sagrada Familia, apareció un buen día pidiendo un lugar donde dormir. Habían pasado 7 años desde que Puri y yo lo vimos por primera vez.

Y Susanne, arrastrando enormes carros por los alrededores de Sants… Marisol y yo la conocimos allá por el año 2002… Han sido necesarios 12 años de acompañar para pedir poder cambiar…


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